John Darwin, "el británico que volvió de la muerte", y su esposa, Anne, han sido condenados a más de seis años de cárcel por estafar a la oficina de pensiones y a compañías de seguros en unos 500.000 dólares.
Anne Darwin, de 56 años, convenció a las aseguradoras, a un juez y a sus propios hijos de que su marido había muerto en un accidente con su canoa. Cuando su esposo reapareció en diciembre pasado, fue detenida e imputada por seis cargos de fraude y nueve de lavado de dinero. Hoy ha sido sentenciada a seis años y seis meses de prisión. Por su parte, John Darwin, quien admitió los cargos por "engaño", fue condenado a seis años y tres meses.
Los hijos de la pareja, Mark y Anthony, quienes presentaron pruebas contra su madre, fueron descritos por el juez como "las verdaderas víctimas". El juez Wilkie afirmó que "aunque las cantidades en cuestión no son tan altas como en otros casos, la duración del delito, su naturaleza multifacética y, en especial, el daño inflingido durante años sobre aquellos que en realidad eran las verdaderas víctimas -es decir sus propios hijos- cuyas vidas quedaron destrozadas, hacen que este caso merezca una condena severa". Todavía queda por establecer una audiencia que determine el modo en que la pareja devolverá el medio millón de dólares.
John Darwin, ex profesor, reapareció en el mes de diciembre pasado, casi seis años después de simular su propia muerte desapareciendo en el mar. Su esposa Anne argumentó entonces en su defensa la "coacción marital", asegurando que su marido la obligó a cometer el delito en contra de su voluntad. Pero el jurado, sin embargo, la consideró culpable.
En marzo de 2002, Anne Darwin había avisado a las autoridades de la desaparición de su marido, dando origen al despliegue de un enorme dispositivo aéreo para rescatar al náufrago. Pero en realidad, John simplemente dejó abandonado su bote y se escondió durante algunas semanas en el Distrito de los Lagos, en el norte de Inglaterra, para luego volver a su casa donde Anne lo mantuvo escondido.
Cuando venían visitas, John usaba una puerta secreta para ir a la habitación contigua. Además solicitó un nuevo pasaporte e incluso un carné de biblioteca con la identidad de un ex alumno fallecido. Con todo el dinero de las aseguradoras y la pensión de John, la pareja esperaba iniciar una nueva vida en Panamá, pero todo se descubrió cuando el hombre fue a una comisaría de policía de Londres en diciembre.
En un principio los hijos estaban felices por su retorno y su mujer, que en ese momento estaba en Panamá, manifestó su profunda estupefacción ante la noticia. Pero poco después, una foto de los dos juntos en Panamá datada en 2006 apareció en los medios nacionales. La Policía cree que el repentino regreso de John Darwin pudo haber sido producto de una disputa marital.
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