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Covid-19

España deja de contar desde ya todos los positivos de coronavirus

Varias personas sin mascarilla por una céntrica calle de Sevilla.

Varias personas sin mascarilla por una céntrica calle de Sevilla. / José Ángel García

A partir de este 28 de marzo España dejará de contar todos los positivos de coronavirus para centrarse sólo en los casos graves y en los entornos vulnerables, una nueva etapa en la que se acabaron el aislamiento de las personas con síntomas leves o sin ellos, las pruebas generalizadas y los rastreos.

La nueva Estrategia de vigilancia y control frente a la covid tras la fase aguda de la pandemia que aprobó el pasado martes la Comisión de Salud Pública supone un paso más hacia la normalización de la Covid que implica, reconoce, "aceptar un cierto nivel de transmisión" entre la población vacunada, joven y sana para pasar a centrarse solo en las personas más frágiles.

La estrategia que entra en vigor es reversible si aumenta la presión hospitalaria

El experto en Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFyC), José María Molero, repasa los puntos fuertes del documento que, como todo en los dos últimos años, tiene sus luces y sombras, pero que en términos generales supondrá un paso más a la normalidad.

Desde hoy sólo se van a contar los casos graves y aquellos que se den en ámbitos vulnerables -centros sanitarios asistenciales, sociosanitarios y de día que prestan asistencia sociosanitaria, prisiones y otros lugares con personas institucionalizadas- y grupos con factores de vulnerabilidad. Todos los casos confirmados con síntomas leves ya no tendrán que aislarse, sino "extremar las precauciones y reducir todo lo posible las interacciones sociales utilizando de forma constante la mascarilla y manteniendo una adecuada higiene de manos durante los 10 días posteriores al inicio de síntomas".

"Reducir pruebas, seguimientos, la actuación sobre los contactos y cuarentenas va a suponer una disminución de la actividad asistencial, con lo que se podrá dedicar el resto del sistema sanitario a atender la actividad no covid que hemos dejado parcialmente desatendidas durante la pandemia", valora el doctor.

Molero aplaude que el plan tenga como núcleo principal "la protección, atención y detección de los más vulnerables, que son los que han demostrado que tienen mayor riesgo de mortalidad", con lo que los esfuerzos diagnósticos y de seguimiento se van a concentrar "en los que ya sabemos que más lo van a necesitar".

Esta nueva fase requiere de una estabilidad de los indicadores: "Es positivo que las nuevas medidas se aplican no porque ha llegado el momento, sino porque la situación epidemiológica así lo permite". De hecho, la estrategia deja claro que esta nueva situación sólo se mantendrá siempre y cuando todos los indicadores de utilización de servicios asistenciales se encuentren en riesgo bajo a nivel nacional y en más de la mitad de las comunidades y ciudades autónomas y que los mismos muestren "una tendencia descendente durante al menos dos semanas" en las autonomías necesarias para cubrir al menos al 80% de la población.

Precisamente que los indicadores en los que se basa para fijar el nivel de alerta sean los de asistencia hospitalaria es uno de los puntos que no convencen al experto: "La incidencia real pivota sobre la Atención Primaria y debemos garantizarnos que están bien recogidos los datos porque, si no, perderíamos un tiempo de actuación básico a la hora de detectar el incremento de casos".

También le genera dudas que, junto a la sensación de seguridad por las vacunas y "la necesidad de normalizar todo el entorno social", pueda dar lugar a demasiada relajación.

En este sentido, recuerda que desde hoy las bajas laborales ya no se van a dar siguiendo un criterio epidemiológico como en estos dos años, sino bajo criterio clínico, como sucede con otras enfermedades respiratorias como la gripe. El infectado va a ir a trabajar, muchas veces en lugares donde no se pueden garantizar las medidas de prevención como la higiene o la ventilación, lo cual va a incrementar el riesgo de transmisibilidad que podría convertirse en "un problema para la población vulnerable".

De ahí que subraye la importancia de que esta estrategia se complemente lo más pronto posible con los tratamientos anticovid en los centros asistenciales.

Por ahora, España ya cuenta con dos aprobados: el primero Evusheld, de AstraZeneca, que actúa de profilaxis exprés en las personas inmunodeprimidas; y el antiviral de Pfizer destinado a pacientes con síntomas leves pero que pueden desarrollar Covid grave, que hoy llega a España.

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