FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

Sociedad

En Siria llueve sobre mojado

Los ciudadanos de la ciudad siria de Hama ayudan en las labores de rescate de las víctimas del terremoto.

Los ciudadanos de la ciudad siria de Hama ayudan en las labores de rescate de las víctimas del terremoto. / SANA / efe

El terremoto de magnitud 7,7 registrado en Turquía ha golpeado fuertemente una región opositora de Siria sumida en la pobreza, donde la mayoría de la población son personas desplazadas por la guerra y cuya única vía de entrada de suministros es desde territorio turco, también muy afectado por el sismo.

La provincia noroccidental de Idlib, el último bastión opositor de Siria, y partes de la vecina Alepo, también fuera del control de Damasco, son las zonas del país más cercanas al epicentro del terremoto, que además ha afectado a provincias en manos del Gobierno de Bachar al Asad.

Más de un millar de personas han perdido la vida en el país debido al temblor

En total, esta nación en guerra desde hace casi doce años y que ya sufría una grave crisis humanitaria antes del temblor ha perdido hasta el momento más de un millar de vidas en la tragedia al cierre de edición. Estas son algunas claves para entender el mapa de influencias y la situación en las zonas afectadas:

En el lado controlado por la oposición, el terremoto sacudió con fuerza territorio dominado principalmente por el Organismo de Liberación del Levante, una alianza islamista en la que se incluye la ex filial siria de Al Qaeda, antiguamente denominada Frente al Nusra.

El Organismo mantiene una administración paralela en sus áreas de control, si bien los Cascos Blancos, un grupo de rescatistas que opera exclusivamente en las áreas opositoras de Siria, están liderando las tareas de rescate, como suelen hacer siempre que se producen ataques o accidentes. También han sufrido otras áreas en el norte de Alepo, donde están presentes una miríada de grupos rebeldes y hay zonas bajo control directo de las fuerzas turcas y sus milicias aliadas, que tomaron varios puntos en tres ofensivas transfronterizas lanzadas entre 2016 y 2019.

En el resto de la provincia de Alepo, y las regiones de Tartus, Latakia y Hama, en manos del Gobierno de Al Asad, también se han registrado un gran número de víctimas y derrumbes de edificios, pese a que se encuentran más lejos del epicentro, en el sureste de Turquía.

La autoridades de Damasco han establecido un centro de operaciones en la capital para coordinar la respuesta al desastre en sus zonas, han ordenado la movilización de todo su personal sanitario y de emergencias y han comenzado a abrir albergues para ofrecer cobijo y alimentos a los damnificados.

El terremoto golpea Siria en momentos en que el país ya vivía su peor crisis humanitaria desde el inicio de la guerra y estaba sumido en una grave depresión económica. Para más inri, las ayudas internacionales para la población habían disminuido en gran medida en los últimos dos años.

La ONU estima que el 90% de los sirios residentes en el país viven en la pobreza casi doce años después de estallido de las revueltas populares contra Al Asad y el posterior inicio de un conflicto armado, que sigue activo aunque la violencia ha decaído desde comienzos de 2020. Además, alrededor del 70% de la infraestructura del país, incluidos hospitales y clínicas, está destruida, mermando la capacidad de respuesta ante desastres como el ocurrido la pasada madrugada.

Las zonas en manos del Gobierno han venido sufriendo en los últimos meses una grave escasez de combustible, lo que llevó al Consejo de Ministros a incluir el aprovisionamiento de carburantes en su lista de medidas urgentes para garantizar el desarrollo de las labores de rescate.

En el caso de Idlib y las zonas opositoras de Alepo, la situación es especialmente preocupante, ya que allí residen 4,6 millones de personas, en su mayoría dependientes de la ayuda humanitaria y casi 3 millones de ellas desplazadas por el conflicto armado.

Muchas de estas personas residen en tiendas en campamentos para desplazados, lo que podría haber salvado a algunas de ellas de ser aplastadas en derrumbes. Sin embargo, muchas otras viven en asentamientos o integradas en las comunidades locales, donde las estructuras de algunos edificios estarían debilitadas con anterioridad por los bombardeos y ataques terrestres que todavía sacuden la región de tanto en tanto pese al alto el fuego decretado en ella hace tres años.

Las áreas opositoras del noroeste de Siria reciben ayuda humanitaria casi exclusivamente a través del paso fronterizo de Bab al Hawa, que une Idlib con Turquía, y muchas ONG que las sirven tienen su base de operaciones en Gaziantep, en la zona turca más afectada por el seísmo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios