Existen determinados alimentos que influyen positivamente en nuestro estado y sensaciones de ánimo. Uno de ellos es el queso, que puede llegar a actuar como una droga en el cerebro humano. Algunos de los mejores quesos del mundo son de Sevilla, pero hay que saber conservarlos bien para sacarles todo su potencial de sabor y textura. Cada tipo de queso debe ser almacenado de una forma distinta. Aquí os explicamos trucos para evitar que el queso se ponga duro en el frigorífico. 

Según los expertos en queso el queso fresco o de Burgos se conserva mejor a temperaturas bajas, entre los 4 y 8 grados, mientras que los quesos duros y con mayor curación deben conservarse a una temperatura más alta, entre los 8 y 12 grados. Pero si lo que hablamos es de mantener la textura natural del queso, tan importante o más que la temperatura a la que lo conservemos es el envoltorio en el que lo dejamos en el interior del frigorífico.

Papel de cocina para queso fresco

El queso sano que puedes tomar a diario que fortalece los huesos y no eleva el colesterol

El hecho de que el queso fresco tenga mucha agua y se exponga a perder líquido una vez que se abre obliga a conservarlo en el interior del frigorífico con papel de cocina dentro de un recipiente hermético, siempre cambiando el papel a diario.

Papel de horno para queso tierno

En el caso de que lo que tengamos que guardar en el frigorífico sea queso tierno la mejor opción será envolverlo en papel microperforado o papel de horno, sin presionarlo demasiado para que pueda respirar y mantener todas sus propiedades.

Paño para queso semicurado y curado

Queso curado que ha sido premiado con la plata entre los mejores quesos del mundo.

Por último, en caso de que nuestra elección de queso sea ya dirigido a un semicurado o curado, el truco más efectivo es colocar el queso en un plato y cubrirlo con el típico paño de cocina, humedecido, como posiblemente hayamos visto hacer desde hace décadas a nuestros mayores.

Truco del aceite de oliva

Además de estos métodos para cada tipo de queso, hay una práctica común para todos que sirve para darle un punto más de sabor y conservar bien el queso: conservarlos en aceite aromático. Para ello debemos cortar el queso en taquitos, meterlos en un tarro de cristal y cubrirlos de aceite de oliva virgen extra.

Es importante sacar el queso del frigorífico entre 60 y 90 minutos antes de consumirlo 

Por último, como consejo para poder degustar el queso con todas sus propiedades después de realizar un estado de conservación óptima, es importante sacarlo del frigorífico una hora o una hora y media antes de consumirlo e, incluso, llegado el momento, darle un toque de microondas teniendo especial cuidado en que el queso no empiece a derretirse.