La violencia vicaria: el rostro más cruel de la violencia de género
En muchas ocasiones, los agresores logran mantener el control sobre las mujeres a través de los hijos
Tres de los nueve casos de violencia vicaria se han producido en Andalucía este año
Sevilla/La violencia de género es una problemática compleja y persistente que sigue cobrando vidas y dejando profundas cicatrices emocionales en quienes la padecen.
Dentro de este entramado de abusos, un tipo específico ha ganado relevancia en el debate social y jurídico: la violencia vicaria.
Este término, que no solo implica un ataque directo a la mujer, sino que afecta profundamente a los más vulnerables, merece ser entendido, visibilizado y combatido con todos los recursos del Estado y la sociedad.
¿Qué es la violencia vicaria?
El concepto de violencia vicaria fue acuñado por la psicóloga clínica y forense Sonia Vaccaro y se define como aquella forma de violencia de género en la que el agresor utiliza a los hijos o a seres queridos de la mujer como instrumentos para infligirle daño psicológico y emocional.
Esta violencia se caracteriza por un sufrimiento profundo y sostenido en el tiempo, con consecuencias devastadoras tanto para la mujer como para los menores o personas utilizadas como "armas" por el agresor.
La violencia vicaria no se limita al maltrato psicológico o emocional. En sus expresiones más extremas, ha llegado al filicidio, es decir, al asesinato de los hijos de la mujer, como un acto de máxima crueldad destinado a destruir su vida.
Tristemente, varios casos recientes en España y otros países han puesto de manifiesto esta realidad, generando un clamor social por medidas más contundentes para prevenirla y sancionarla.
Diferencias entre violencia vicaria y violencia doméstica
Es crucial distinguir la violencia vicaria de otros tipos de violencia doméstica. Mientras que la violencia doméstica abarca actos de abuso físico, psicológico o sexual en el ámbito familiar, sin importar el género o la relación entre las partes, la violencia vicaria es una manifestación específica de la violencia de género.
Su característica distintiva es que el daño no se dirige únicamente a la mujer, sino que utiliza a terceros como "instrumentos" para lograrlo.
La violencia vicaria tiene un componente de instrumentalización: el agresor manipula o daña a los hijos, familiares o incluso mascotas de la mujer para causar el máximo dolor emocional. Por ejemplo, puede amenazar con quitarle la custodia, impedirle el contacto con sus hijos o, en casos extremos, cometer actos irreparables como el asesinato de los menores.
Por otro lado, aunque los hijos suelen ser las principales víctimas secundarias, la violencia vicaria también puede extenderse a otros seres queridos de la mujer, amplificando el alcance del daño.
Impacto de la violencia vicaria en las víctimas
El impacto de la violencia vicaria es profundo y duradero. Las mujeres que padecen este tipo de abuso experimentan sentimientos de culpa, desesperación y desamparo, especialmente cuando no logran proteger a sus hijos del agresor. Los menores, por su parte, sufren un daño psicológico severo, que puede incluir trastorno de estrés postraumático, depresión y dificultades para establecer relaciones saludables en el futuro.
En el ámbito legal, muchas mujeres enfrentan barreras para demostrar este tipo de violencia en los tribunales. La falta de pruebas claras, la manipulación del agresor y los vacíos en la legislación dificultan la protección efectiva tanto de las madres como de los hijos.
La respuesta jurídica y social: ¿es suficiente?
En España, la violencia vicaria está reconocida como una forma de violencia de género desde la reforma de la Ley Orgánica 1/2004, que amplió su alcance en los últimos años. Sin embargo, expertos en derecho y violencia de género insisten en que la legislación actual todavía presenta lagunas que permiten que algunos agresores sigan utilizando el sistema judicial como herramienta de abuso.
Uno de los mayores desafíos es la custodia compartida impuesta en casos donde existen antecedentes de violencia de género. En muchas ocasiones, los agresores logran mantener el control sobre las mujeres a través de los hijos, prolongando el ciclo de abuso. Esto evidencia la necesidad de una revisión más rigurosa de los criterios de custodia en casos de violencia vicaria.
Medidas urgentes para erradicar la violencia vicaria
Según los expertos, para combatir eficazmente la violencia vicaria, es necesario implementar un enfoque integral que abarque tanto medidas preventivas como sancionadoras. Algunas acciones clave incluyen:
- Formación especializada para jueces y fiscales: Es crucial que los operadores judiciales comprendan el impacto de la violencia vicaria y sean capaces de identificarla en los casos que llegan a los tribunales.
- Protocolos de actuación temprana: Detectar señales de violencia vicaria desde las primeras etapas puede evitar daños irreparables. Esto incluye capacitar a profesionales de la salud, la educación y los servicios sociales.
- Protección reforzada para los menores: Se deben endurecer las restricciones para los agresores que intentan utilizar a los hijos como instrumentos de violencia, asegurando que no tengan contacto con ellos en casos de riesgo.
- Campañas de sensibilización: La sociedad debe entender que la violencia vicaria es una realidad grave que trasciende el ámbito privado y afecta a toda la comunidad.
- Reformas legislativas: Revisar y actualizar las leyes para garantizar que reflejen la complejidad de esta forma de violencia, con sanciones proporcionales y medidas de protección adecuadas.
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