Cometa Lemmon: cómo observar este fenómeno astronómico la noche del 21 de octubre

El C/2025 A6, descubierto desde Arizona, será visible en España ofreciendo un espectáculo único que no se repetirá hasta dentro de 1.350 años

Así captó el Hubble al cometa interestelar 3I/Atlas

El Cometa Lemmon
El Cometa Lemmon

El cometa C/2025 A6 Lemmon será visible esta noche en los cielos del hemisferio norte, presentando una oportunidad excepcional para los aficionados a la astronomía en España. Este cuerpo celeste, descubierto recientemente por el astrónomo Carson Fuls desde el Observatorio Mount Lemmon en Arizona, se ha convertido en uno de los acontecimientos astronómicos más esperados de 2025. Su rareza no solo radica en su notable brillo, que permite observarlo a simple vista, sino también en su extenso periodo orbital: tras su paso actual, no volverá a visitarnos hasta dentro de aproximadamente 1.350 años.

Procedente de las zonas más alejadas de nuestro sistema solar, más allá de la órbita de Neptuno, este viajero cósmico sigue una trayectoria extremadamente elíptica que lo acerca al Sol en contadas ocasiones. Estos acercamientos representan una valiosa oportunidad para la comunidad científica, ya que los cometas conservan material primigenio de la formación del Sistema Solar, convirtiéndolos en auténticos fósiles cósmicos. El paso del Lemmon por nuestros cielos constituirá un evento fugaz pero intenso, recordándonos la inmensidad del universo y ofreciéndonos una perspectiva única sobre nuestros orígenes cósmicos.

El periodo óptimo para la observación se extenderá desde mediados de octubre hasta finales de noviembre de 2025, alcanzando su punto más próximo a la Tierra a unos 101 millones de kilómetros de distancia. España, junto con México y gran parte de Centroamérica, se sitúan como zonas privilegiadas para contemplar este fenómeno astronómico. El mejor momento para buscarlo será justo después del ocaso, cuando el cielo comienza a oscurecerse y aparecen las primeras estrellas en el firmamento.

Cuándo y dónde observar el cometa Lemmon

El martes 21 de octubre se presenta como la fecha clave para observar este espectáculo astronómico. Durante esa noche, el cometa estará ubicado en la constelación de Boyero, muy cerca de Arturo, una de las estrellas más brillantes y fácilmente identificables del cielo nocturno. Para localizarlo, basta con dirigir la mirada hacia el horizonte noroeste y buscar el "mango" de la Osa Mayor. Siguiendo el arco que describen estas estrellas, llegaremos al intenso brillo anaranjado de Arturo, junto al cual se encontrará el cometa Lemmon.

A medida que pasen los días, el cometa se desplazará gradualmente hacia las constelaciones de Hércules y Serpens. Ya en noviembre, podrá observarse cerca de la constelación de Escorpio, próximo a la brillante estrella rojiza Antares. Este desplazamiento permitirá seguir su trayectoria durante varias semanas, aunque la visibilidad óptima se concentrará en los días cercanos al 21 de octubre.

Consejos para una observación óptima

La calidad de la observación estará determinada en gran medida por las condiciones ambientales. En zonas rurales o lugares con escasa contaminación lumínica, el cometa será visible a simple vista, apareciendo como una estrella difusa y notablemente brillante. Sin embargo, para los observadores ubicados en entornos urbanos o suburbanos, el uso de instrumentos ópticos resultará prácticamente indispensable para apreciar sus características distintivas.

El investigador Josep M. Trigo, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), recomienda utilizar prismáticos o binoculares con aumentos de 7 a 12. Estos instrumentos permitirán que el cometa deje de ser un simple punto luminoso para revelarse como una mancha nebulosa y resplandeciente, posiblemente acompañada de una corta pero definida cola luminosa. Para una experiencia visual más detallada, un telescopio de pequeño tamaño facilitará distinguir mejor la estructura de su coma y la orientación de su cola, que invariablemente apunta en dirección opuesta al Sol.

Un consejo adicional para optimizar la experiencia es permitir que los ojos se adapten completamente a la oscuridad durante al menos 15 minutos antes de iniciar la búsqueda. Esta aclimatación visual mejorará significativamente nuestra capacidad para detectar objetos tenues como el cometa Lemmon.

La importancia científica de los cometas

Más allá de su indudable atractivo visual, los cometas como el Lemmon constituyen verdaderas cápsulas del tiempo cósmicas. Están compuestos por una mezcla de hielo, polvo y material orgánico primordial que se ha mantenido prácticamente inalterada desde la formación del Sistema Solar, hace más de 4.500 millones de años. Su estudio permite a los científicos acceder directamente a los componentes originales de nuestro entorno planetario.

Cuando un cometa se aproxima al Sol, como ocurre actualmente con el Lemmon, el aumento de temperatura provoca que sus hielos experimenten un proceso de sublimación, pasando directamente del estado sólido al gaseoso. Este fenómeno libera gas y polvo formando una atmósfera temporal alrededor del núcleo, denominada coma, que confiere al cometa su característico aspecto brillante y su típica tonalidad verdosa. La presión ejercida por el viento solar y la radiación empuja este material, generando las icónicas colas cometarias.

Las observaciones recientes del C/2025 A6 Lemmon ya han permitido identificar dos colas claramente diferenciadas: una de tonalidad azulada compuesta por gases ionizados y otra más amarillenta formada por partículas de polvo. Esta dualidad cromática constituye un fascinante testimonio visual de su breve pero intenso encuentro con nuestra estrella, antes de iniciar su largo viaje de retorno hacia los confines del Sistema Solar, donde permanecerá durante más de un milenio hasta su próxima visita.

¿Qué son los cometas y cómo se forman?

Los cometas son cuerpos celestes compuestos principalmente por hielo, roca y compuestos orgánicos que orbitan alrededor del Sol siguiendo trayectorias generalmente elípticas. A diferencia de los asteroides, que están formados mayoritariamente por roca y metal, los cometas contienen una proporción significativa de materiales volátiles congelados como agua, dióxido de carbono, metano y amoníaco, lo que les ha valido el apelativo de "bolas de nieve sucia".

Se originan en las regiones más frías y distantes del Sistema Solar: la Nube de Oort y el Cinturón de Kuiper. La Nube de Oort es una estructura esférica de cuerpos helados que se extiende hasta casi un año luz de distancia del Sol, mientras que el Cinturón de Kuiper es un disco de objetos situado más allá de la órbita de Neptuno. Estos cometas de periodo largo, como el C/2025 A6 Lemmon, proceden generalmente de la Nube de Oort y pueden tardar miles o incluso millones de años en completar una órbita.

¿Por qué el cometa Lemmon tiene un brillo especial?

El excepcional brillo del cometa C/2025 A6 Lemmon se debe a varios factores combinados. En primer lugar, su tamaño estimado es relativamente grande para un cometa, con un núcleo que podría superar los 5 kilómetros de diámetro según las primeras estimaciones de los astrónomos. Este volumen considerable implica una mayor superficie de material helado expuesta a la radiación solar.

Además, su composición particular, con una alta concentración de compuestos volátiles, contribuye significativamente a su luminosidad. Cuando estos materiales se subliman por efecto del calor solar, liberan grandes cantidades de gas y partículas reflectantes que forman una coma extensa y brillante alrededor del núcleo. El color verdoso característico que presenta se debe principalmente a la presencia de moléculas de carbono diatómico (C₂) y cianógeno (CN) que, al ser excitadas por la radiación ultravioleta del Sol, emiten luz en longitudes de onda correspondientes al verde.

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