Un pueblo llamado Saint Mystère

CRÍTICA VIDEOJUEGOS

Un pueblo llamado Saint Mystère
Un pueblo llamado Saint Mystère
J.j. Vargas

30 de noviembre 2008 - 05:00

Profesor Layton Y La Villa Misteriosa | Level 5 | +7 | 39,95€ | NDS

August Dupin, Sherlock Holmes y el doctor Watson, Phideas Fog, Blake y Mortimer, Tintín, Hércules Poirot e Indiana Jones son sólo algunos ejemplos de cómo a lo largo de la historia de la ficción, la resolución de enigmas como apoteosis intelectual del conflicto ha sumado enteros cuando se ha planteado desde un aspecto esencialmente lúdico; es decir, cuando los personajes se enfrentan a una apasionante investigación por su propio pie, sin verse necesariamente obligados por el imperativo económico de un trabajo. Un fenómeno explicable acaso según la ambición de los públicos por sustraerse a los requerimientos del entorno laboral, introducir el conflicto como parte de su vida privada y acercarse a algo bastante similar a los juegos propios de la infancia perdida.

Profesor Layton y la villa misteriosa, la primera entrega de la trilogía creada por Level 5, cuya secuela acaba de estrenarse en Japón, explota en gran medida precisamente esta fibra sensible. Sus protagonistas son el insigne profesor que da título al juego, tocado por un contundente sombrero de copa, y su joven ayudante, Luke, con un talento aproximado al de su mentor para resolver enigmas lógicos; ambos se verán inmiscuidos en una cadena de acertijos desde que Lady Dahlia, una excéntrica condesa, les invite a Saint Mystère, un pueblo de elocuente nombre (sus habitantes hacen de la adivinanza una costumbre, y tienen la extraña tradición de retar a los visitantes a todo tipo de enigmas) cuyas resonancias victorianas dejan bastante claros los referentes culturales de nuestro juego, figurativamente a medio camino entre el anime y la estética centroeuropea.

Unas 20 horas de juego y 150 acertijos de muy diversa tipología componen este monstruo en miniatura del razonamiento lógico. La clave de semejante alarde ha sido Akira Tago, autor de Head Gimnastics, todo un best seller en tierras niponas que ha tenido aquí su adaptación a una historia por el momento sin desenlace (recordemos que estamos ante la primera parte de una trilogía). La solución de los enigmas, en ocasiones de naturaleza tan abstracta que resulta cercana a lo imposible, tiene como recompensa la acumulación de picarats, unidad de puntuación que a su vez nos aportará respuestas sobre el secreto de la herencia del conde, que en su testamento especificó que su inmensa fortuna sería para aquel que encontrara una manzana dorada. Lo nuevo de Nintendo DS, una verdadera joya de la corona en un catálogo que cada vez consigue reinventarse sin venderse ni menospreciar la inteligencia de sus usuarios, es también un pasatiempo perfecto para los ya cercanos días del crudo invierno, en el que se dan cita un inconfundible sabor inglés, una pareja de carismáticos detectives, un poblado excéntrico y una herencia inconclusa. El misterio está servido.

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