El impuesto sobre servicios digitales ya ha sido aprobado por el Senado en una serie de medidas que darán forma a lo que el Ejecutivo de Pedro Sánchez llama "fiscalidad del siglo XXI". Debido a que la economía mundial está tomando un carácter eminentemente digital, decisiones así son fundamentales para llevar a cabo negocios transfronterizos. 

Las tasas fiscales actuales están quedando obsoletas al basarse en la presencia física de las personas para poder gravar los beneficios de una empresa. Por ello, medidas como la tasa Google no son más que una evolución de un sistema que se debe basar en la digitalización imperante. Dicha tasa engloba varios servicios digitales como la publicidad online, los servicios digitales de intermediación o la venta de datos generada por los usuarios de una plataforma web.

El proceso para la revisión de esas normas viene ya produciéndose desde hace años a nivel internacional. En general, se trata de especificar aquellos servicios digitales que cuentan con la participación de los usuarios en un proceso de creación de valor de la empresa que presta los servicios, una empresa que se beneficia, por tanto, de ello.

A quién se aplica la tasa Google

Esta nueva tasa afectará a las grandes empresas y multinacionales y, bajo ningún concepto, a las actividades minoristas de comercio electrónico. El impuesto tendrá un tipo impositivo del 3% y se aplicará a aquellas compañías que superen un montante de 750 millones de euros a nivel mundial y cuya producción ne l territorio español sea superior a tres millones.

Google, Amazon o Facebook son empresas que se verán afectadas por esta nueva imposición. Además de estas, las grandes gestoras de datos también tendrán que hacer frente a dicho impuesto que será de carácter trimestral.

Una nueva forma de recaudación

Aunque la amortización a nivel internacional es una incógnita, entidades como el Banco de España creen que puede ser una buena forma de recaudación para el país. Si se fijan en los datos obtenidos por otros países de la unión Europea, España podría ingresar casi mil millones de euros, es decir, un 0,45% del total de los impuestos recaudado.

Las claves de la Tasa Google

La Tasa Google establece un tipo del 3% a los ingresos generados por servicios de publicidad dirigida en línea, servicios de intermediación en línea y la venta de datos obtenidos a partir de información proporcionada por el usuario.

Esta tasa Afecta a empresas con ingresos anuales mundiales de al menos 750 millones de euros e ingresos en España superiores a tres millones. Está exento el comercio electrónico que implica la venta de bienes o servicios contratados directamente al proveedor, sin intermediario. Se liquidará trimestralmente y el devengo se producirá por cada prestación de servicios sujeta al impuesto. 

Se prevén sanciones de hasta el 0,5% del importe neto de la cifra de negocios del año natural anterior para las empresas que traten de ocultar la ubicación del usuario de esos servicios mediante el falseamiento u ocultación de la dirección de Protocolo de Internet (IP) u otras pruebas.

La OCDE llegó en enero a un acuerdo para negociar un futuro impuesto que permita gravar a las multinacionales donde se encuentran sus clientes, aunque no tengan presencia física. La Comisión Europea (CE) trabaja en un impuesto de estas características para todos los países miembros, con el objeto de tener una fiscalidad común respecto a la economía digital. La CE calcula que este impuesto común podría recaudar 6.000 millones anules para la UE.

Estados Unidos ha amenazado con imponer aranceles del 25 % sobre las importaciones europeas si se pone en marcha una tasa a grandes empresas de servicios digitales. El pasado enero, Francia congeló su tasa digital para intentar llegar a un acuerdo con Estados Unidos después de que Washington anunciara aranceles por más de 2.000 millones de euros sobre productos franceses.