No, no es urgente renovar RTVE. No hace falta vender el alma a los diablos. El Congreso ha saludado el verano como si Prado del Rey necesitara ayuda humanitaria y hubiera vidas en peligro. No pasa nada. Los españoles existirán más allá de lo que aparezca en La 1. Más allá de lo que cuente el Telediario sobre uno u otro partido, con esos desayunos insulsos, las tertulias de comadres y esa infantería de programas que dan grima como Acacias 38, Centro médico o Corazón. Los canales de TVE apenas los ven un 17% de la audiencia desde hace casi diez años. Con PSOE o con PP. Cada vez menos gente sestea con los documentales de La 2 y cuando sucede algo gordo, como lo que nos pasó el 1 de octubre, el público se decanta en mayoría por García Ferreras.

RTVE puede seguir con su interinidad sin que el país se vaya a pique. No va a subir la prima de riesgo, ni va a bajar el IBEX 35. Tal vez si se fuerza el relevo puede suceder lo contrario, con unas cesiones políticas que no merecen este plato de lentejas que vale 1.000 millones al año.

Podemos se relame con llegar a lo más alto del Pirulí, ya nos hemos dado cuenta todos, pero ese capricho no tiene por qué ser una moneda de cambio para que el Gobierno se enfangue en unas negociaciones prescindibles. Sí, el PP fue irresponsable, como en tantos asuntos, al enviar a Prado del Rey un directivo como José Antonio Sánchez, que se empeña en dirigirse en la dirección contraria a las críticas que recibe. Es así de molón. Si los redactores se cabrean con alguna omisión en el Telediario su equipo la hace más gorda al día siguiente. Si se pide el cese de Cárdenas, él le duplica el sueldo. Si lamentamos el cretinismo de Informe Semanal el PP ahora quiere que su director, Jenaro Castro, sea consejero de la RTVE re-interina. Podemos no se anda con chiquitas en la renovación salchichera. Uno de sus candidatos, un tal Juan Tortosa, se presenta con que "fundó Canal Sur", cuando estuvo unos meses. Lo de RTVE es tremendamente cutre. Por los que están en el consejo y por los que quieren estar.