Y 'Aquí no hay quien viva'

La influencia de los tebeos de Francisco Ibáñez en las series españolas

Manolo y Benito, 'Manos a la obra'

Manolo y Benito, 'Manos a la obra' / Atresmedia

Aquí no hay quien viva es la mejor serie costumbrista española de la historia. Un milagro que ha requerido de investigaciones de cómo estaban en estado de gracia los guionistas, los productores (los hermanos Caballero que siguieron con el filón con La que se avecina) y los actores, en su mayoría desconocidos hasta entonces.

La idea de la serie producida por José Luis Moreno partía de un origen sencillo y sincero: el tebeo español, el ojo por la mirilla, espiar a los vecinos si las paredes se quitasen. 13 Rúe del Percebe es uno de los grandes monumentos antropológicos del cómic gracias al gran Ibáñez. Una historia coral con un chiste por casa que en la televisión se trasladó de forma certera e incluso inteligente. Los vecinos de la calle Desengaño intentaban esconder en sus paredes sus intimidades (con la primera pareja gay de la ficción televisiva española) y se disparataban en su convivencia, regida por férreas normativas que cada uno se saltaba a cada momento.

La 13 Rúe de 'La gran aventura de Mortadelo y Filemón' La 13 Rúe de 'La gran aventura de Mortadelo y Filemón'

La 13 Rúe de 'La gran aventura de Mortadelo y Filemón'

El edificio de la calle Desengaño de 'Aquí no hay quien viva' El edificio de la calle Desengaño de 'Aquí no hay quien viva'

El edificio de la calle Desengaño de 'Aquí no hay quien viva'

En el otoño de 2003 Antena 3 estrenaba Aquí no hay quien viva, con su fachada desvelada cuando sólo meses antes el éxito de taquilla de La gran aventura de Mortadelo y Filemón, de Javier Fesser, convertía en imágenes reales el edificio de la calle Percebe, con el chorizo y su esposa, el tendero estafador o la portera, que en Aquí no hay quien viva era portero, Emilio. Una buena idea inicial se convirtió en algo tan grande como su origen en papel. Las solteronas de la serie ya estaban en la casa de papel y sólo había que echar un vistazo añadido a Las hermanas Gilda para salir de dudas.

En 1963 apareció en viñetas El botones Sacarino extrayendo bilis de las relaciones jerárquicas de una oficina que denotaban en un éxito en los cines en ese momento como Atraco a la tres. Esa oficina retorcida es la misma que sufría el propio Ibáñez en la vida real y que, parecidas, se refleja en tantas otras comedias costumbristas. Esa identidad es la que perdió cuando El botones Sacarino tuvo su propia serie, en el año 2000, con Jorge Roelas, que venía de morirse en Médico de familia, convertido sin convicción en el pecoso y cabezón recadero. Ni la presencia de Alaska pudo mejorar los guiones de José Antonio Escrivá que venía de trazar Manos a la obra. Es decir, la adaptación a telecomedia de Pepe Gotera y Otilio, los personajes más carpetovetónicos de Ibáñez, donde el humor estaba a ras de obra y esencia española. Funcionaron bien Benito y Manolo, Carlos Iglesias y Ángel de Andrés López, en las noches de Antena 3, del 98 al 2001, sobre todo porque nunca fueron una adaptación directa del tebeo, lo que hubiera parecido una coartada infantil ante el público.

Francisco Ibáñez con Jorge Roela como Sacarino Francisco Ibáñez con Jorge Roela como Sacarino

Francisco Ibáñez con Jorge Roela como Sacarino

Ya en los 70 Los maniáticos en TVE eran una traslación de La familia Trapisonda, un grupito que es la monda, serie menor de Ibáñez pero muy común en el tebeo desde La familia Ulises (en el propio TBO, con una abuela que profetizaba a Herminia de Cuéntame) a los Cebolleta, de Vázquez para los tebeos de Bruguera. Las series de comedia de la etapa en blanco y negro de TVE beben de La Codorniz y también del cómic de las editoriales catalanas. Y a su vez, las páginas se nutrían de la inspiración televisiva.

Maxwell Smart Maxwell Smart

Maxwell Smart

  

Mortadelo con el zapatófono Mortadelo con el zapatófono

Mortadelo con el zapatófono

Cuando Mortadelo y Filemón, los grandes personajes de Ibáñez, fichan en 1969 por la TIA estaban siguiendo los pasos del mayor ídolo de comedia de la televisión de entonces, Maxwell Smart, Superagente 86, criatura del ingenio de Mel Brooks que entronca con el humor absurdo tan español. Ibáñez se inspiraba de la tele y la tele se inspiró, y copió, mucho de Ibáñez.

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