Feria de la Magdalena 2022

Manzanares sale a hombros y a Morante se lo impide el palco en Castellón

  • El alicantino, con tres orejas, abrió la Puerta Grande en una tarde en la que el cigarrero paseó un trofeo y Juan Ortega, que solo dejó detalles sueltos, se marchó de vacío

José María Manzanares torea con el capote en su triunfal tarde de ayer en Castellón.

José María Manzanares torea con el capote en su triunfal tarde de ayer en Castellón. / Domenech Castelló / EFE

El diestro alicantino José María Manzanares, con tres orejas, abrió la última Puerta Grande de la feria de la Magdalena de Castellón, que echó el cierre con una función en la que Morante de la Puebla solo paseó un trofeo por culpa de un palco que le negó la salida a hombros. Manzanares inauguró su casillero de trofeos tras la faena al segundo de corrida, un toro noble y mansurrón al que sujetó sobre todo por el pitón derecho, por donde consiguió las tandas más logradas de una labor bien abrochada con la espada y premiada con una oreja. Pero lo bueno de verdad llegó en el quinto, el mejor toro de la corrida por la bravura y el buen son de sus acometidas, un "vegahermosa" de mucho ritmo y transmisión al que Manzanares cuajó de principio a fin en una labor que aunó temple, empaque, estética, dándole distancia y ralentizando los viajes del astado para llevarlo con profundidad por los dos pitones. La estocada al primer viaje en la suerte de recibir fue el perfecto corolario para las dos orejas.

El otro gran nombre propio de la tarde, aún sin las orejas necesarias para la salida a hombros, fue Morante de la Puebla, que vio como el palco le negaba una que se había ganado merecidamente en el toro que abrió plaza, un animal de mansa y remisa condición al que el sevillano fue haciendo poco a poco hasta meterlo en el canasto. Antes había habido toreo de altura con el capote, tanto por verónicas como en un precioso galleo por chicuelinas. Luego con la muleta el mérito del torero fue que logró sacar todo lo que tenía dentro el "jandilla", al que mató de forma eficaz. Los tendidos le pidieron con fuerza la oreja, pero el palco dijo que nones. Sí la cortó, en cambio, en el cuarto, otro toro manso que, además, se rajó enseguida, y con el que Morante se afanó al hilo de las tablas para lograr también momentos interesantes sobre ambas manos antes de finalizar faena por manoletinas y volver a manejar con acierto la tizona.

Juan Ortega no pudo pasar de los detalles sueltos con el tercero, un toro que se vino abajo muy pronto y con el que firmó un precioso inicio de una faena obligatoriamente breve y mal rubricada con los aceros. Y no fue tampoco muy allá su labor en el sexto de no ser por las preciosas verónicas que instrumentó con el capote o por algún fogonazo aislado de tremenda torería a lo largo de una otra labor de poco armazón por la descastada y defensiva condición del de Jandilla.

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