Crónica de la corrida de rejones de la Feria de Abril

Un apellido sinónimo de triunfo

  • Guillermo Hermoso de Mendoza abre de nuevo la Puerta del Príncipe en una tarde con tres grandes toros y alto nivel de los rejoneadores: Pablo Hermoso de Mendoza cortó un apéndice y Lea Vicens otra

Guillermo Hermoso de Mendoza saliendo a hombros por la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Caballería de Sevlla en la tarde de ayer.

Guillermo Hermoso de Mendoza saliendo a hombros por la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Caballería de Sevlla en la tarde de ayer. / Juan Carlos Muñoz

El 26 de abril del año pasado Guillermo Hermoso de Mendoza, el hijo de Pablo, abrió por primera vez la Puerta del Príncipe. Casi nueve meses después, en lo que dura un parto, el joven rejoneador navarro ha concebido otra tarde para el recuerdo que acabó en el mismo sitio: los hombros capitalistas de la afición. Fueron tres orejas porque el público no quiso apretar más a la presidencia, pero la segunda faena fue mejor que la primera. De un altísimo nivel desde el recibimiento hasta el rejón de muerte. Su padre y mentor, Pablo Hermoso de Mendoza, puso el listón con una gran faena al primero; Lea Vicens rayó a gran altura en el quinto, cortando también una oreja.

La tarde casi no pudo empezar mejor. Gran entrada, sol espléndido y un Pablo Hermoso de Mendoza con ganas de demostrar que a sus 56 años tiene mucho toreo a caballo dentro. Aprovechó un fantástico toro de San Pelayo llamado Botinero para sacar su repertorio de movimientos. Cambios de grupa, carruseles y una exactitud para clavar el rejón de muerte magistral. Pero no llegó a conectar del todo con los tendidos, por lo que la faena se quedó en una oreja cuando podría haber sido de dos. En el cuarto, de menos prestaciones, intentó repetir lo que le funcionó con el primero. No terminó de conseguirlo porque Caralimpia, como así se llamaba el astado, perdía las manos y no apretaba lo suficiente. Además, pinchó, hizo un mete y saca,  clavó un rejón atravesado y mató al cuarto descabello.

Pablo Hermoso de Mendoza puso banderillas en situaciones en las que no parecía tener escapatoria. Pablo Hermoso de Mendoza puso banderillas en situaciones en las que no parecía tener escapatoria.

Pablo Hermoso de Mendoza puso banderillas en situaciones en las que no parecía tener escapatoria. / Juan Carlos Muñoz

La francesa Lea Vicens tampoco tuvo suerte con la primera parte de su lote. La poca movilidad del animal le obligó a poner mucho de su parte, finalizando con tres pinchazos, un rejón de muerte atravesado y dos descabellos. En cambio, con el quinto, bautizado también como Botinero, todo fue de cara. Sobre todo, montando a Bético. Un caballo español de capa negra con el que conectó con el público y la rejoneadora se sintió más a gusto que nunca en el tercio de banderillas. Quizá fue su mejor faena sobre el albero de la Maestranza, que le brindó su apoyo. Decayó levemente al finalizar y se quedó en un meritorio trofeo.

La apoteosis llegó con Guillermo Hermoso de Mendoza. Desde el primer rejón de castigo demostró que no venía de paseo a la Feria de Abril. Intensidad, exigencia al toro y concentración en cada lance. Clavó casi todo a la perfección, destacando las banderillas cortas a dos manos y un rejón de muerte en todo lo alto. Algo que obligó a la afición a pedir las dos orejas. Ese bagaje no le hizo relajarse y repitió igual, sino mejor, lo desplegado en su primera lidia. Con el sexto, excepcional ejemplar llamado Canastito, demostró que cada día es menos el hijo de la figura y más un nombre a tener muy en cuenta en las ferias importantes de todo el mundo. La forma en que templó al toro ya cautivó a los tendidos. Los cambios de grupa, de un lado a otro, levantaron a los aficionados, que ya iban echando mano del pañuelo. No bajó el nivel en ningún momento y, aunque puso un rejón levemente trasero y el puntillero levantó al toro, descabelló a la primera. La pañolada no se hizo esperar y el resultado no fue de dos orejas porque el público sabía que con una bastaba para que abriera de nuevo la Puerta del Príncipe.

Lea Vicens alza de manos a Deseado, un caballo todo lusitano de gran nivel. Lea Vicens alza de manos a Deseado, un caballo todo lusitano de gran nivel.

Lea Vicens alza de manos a Deseado, un caballo todo lusitano de gran nivel. / Juan Carlos Muñoz

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