Javier Zulueta abre la puerta grande en el estreno de la temporada

El novillero sevillano Javier Zulueta, que cortó sendas orejas, salió a hombros de la plaza de toros de Valdemorillo al final del festejo que abrió este viernes la tradicional feria de San Blas y la Candelaria en esta localidad de la sierra madrileña, que también fue el primer festejo con picadores de la temporada española de 2025.

Zulueta logró la mayoría de los momentos destacados de la fría tarde serrana con los dos novillos de su lote, que resultaron también los que tuvieron alguna opción más de un encierro muy escaso de raza y de fuerzas y que exigió, por tanto, un buen manejo técnico para sacar de ellos un mínimo lucimiento. Y eso fue precisamente lo que hizo el sevillano, especialmente al manejar la muleta con la mano derecha, una vez que también dejó destellos con el capote, como un vistoso quite por delantales al tercero y los lances con que recibió al sexto.

Después supo sujetar bien al abanto que abrió su lote, al que le sacó una buena tanda de pases, algo lineal, antes de que se le parara, misma fórmula, la de aprovechar las inercias de las arrancadas sin exigirles demasiado esfuerzo, que aplicó con el que cerró plaza, el de mayor alzada del sexteto. Fue así como Zulueta le cuajó sobre la diestra antes de cerrar la faena con unos excelentes ayudados por bajo y otros detalles de torería sevillana que terminaron de ameritar la oreja que le abrió la puerta grande del coso de La Candelaria.

Con un lote de menos opciones también hubo buenos destellos de toreo por parte del aragonés El Mene, que, al revés que Zulueta, brilló más con la muleta en la zurda, con la que, con pulso y una buena administración de tiempos y espacios, sacó buenos pases a un primero con la raza bajo mínimos. Una idéntica verticalidad y el temple con que movió los vuelos de la muleta le sirvieron también a Iker Fernández (El Mene) para ligarle dos macizas tandas de naturales al quinto, que apenas tuvo un puñado de medias arrancadas sin celo, pero suficientes para que se atisbara la maciza dimensión de este prometedor novillero maño.

Peor imagen ofreció el madrileño Alejandro Chicharro a poco más de un mes de su alternativa en las Fallas de Valencia. Aunque voluntarioso, no acabó de dar con las claves que pedían sus dos enemigos, ya que, sin pulso en las muñecas y con un errático juego de terrenos, no aprovechó la endeble clase del primero y le hizo un trasteo a menos y sin fluidez a un utrero basto y de menos entrega que el resto.