El toro en la Feria del Libro: la apuesta de 'El Paseíllo'
TOROS Y LETRAS
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Dicen que el toro está de moda. Y la literatura taurina... también. Seguramente no ha habido otro espectáculo o actividad artística que haya generado tantas páginas impresas desde que Alfonso X El Sabio, a su forma, hiciera escribir la primera crónica del asunto en Las Cantigas de Santa María. Recogía el lance dramático de un clérigo apurado -perseguido por un toro en la Plaza Mayor de Plasencia- que encontró el auxilio celestial en las manos de Nuestra Señora que amansó al cornúpeta y le libró de una muerte segura.
Desde entonces han pasado más de siete siglos y medio pero este singular género literario permanece vivo, fresco y operante y sigue ocupando su lugar en los anaqueles de las librerías pese a los intentos, más o menos velados, de frenar la demanda que sigue generando una temática que abarca historia, actualidad, biografía, ensayo, análisis...
Así lo supo ver en su momento David González, editor de El Paseo, en collera con el escritor cordobés Fernando González Viñas para alumbrar esta criatura consentida que, bajo el nombre de El Paseíllo, suma ya quince títulos que reivindican la literatura taurina enmarcada dentro de la mejor cultura popular. El sello ha vuelto a desembarcar en la Feria del Libro de Sevilla, integrado en la caseta de El Paseo, convocando la firma de ejemplares de los últimos títulos por sus respectivos creadores: La ambiciosa biografía de Chicuelo que ha puesto en pie Manuel Escalona y ese ¡Qué sabré yo... de toros! de Federico Arnás que funciona a modo de segunda parte del exitoso ¡Qué sabrás tú de toros! del mismo autor que recibirá a sus lectores este sábado a mediodía en los Jardines de Murillo. Arnás les vuelve a poner a prueba con 365 preguntas -una para cada día del año- que calibran su cultura taurina.
Un nuevo público
“Desde hace dos años mantenemos la presencia de autores del sello El Paseíllo”, señala David González profundizando en la vigencia de la literatura taurina. “Sigue interesando y nos mantenemos bastante bien; siempre ha tenido mucho público pero hay una evidencia que no puede negar nadie y es que hay un público nuevo más joven”. A partir de ahí, González apuesta por esa “vocación decidida y divulgativa” que atiende a ese interés evidente que se palpa en hechos concretos.
“Este año, sin ir más lejos, con el repunte del libro Por qué Morante de Paco Aguado al calor de la supertemporada del torero pero también de su último gesto, de ese corte de coleta o retirada que todavía no adivinamos” señala David aludiendo a ese público “sensible a lo taurino” que está permitiendo, en otros terrenos, la recuperación de algunos espacios perdidos. El editor alude a esa nueva serie de Disney titulada La Suerte que algunos quieren alejar de su verdadera esencia y motivación. “Digan lo que digan, tienen una presencia taurina omnipresente”, apostilla.
Vigencia de Chicuelo
Ya ha sido mencionado: el último título incorporado al catálogo de El Paseíllo refresca la memoria y ensalza la trascendencia de un torero entre dos aguas -de la herencia gallista al impacto manoletista- que modificó los fines del arte de torear. El libro de Manuel Escalona Franco se titula ¡Chicuelo! El hombre que cambió el toreo y se une a esa tendencia revisionista que, partiendo de los postulados de José Alameda, encontraría un renovado impulso en el Joselito, rey de los toreros de Paco Aguado, reeditado también por El Paseo.
“Podríamos haber hecho un librito más corto pero el trabajo de Escalona, también el de Manolo Jiménez, el nieto del torero, ha alumbrado un libro, no exento de riesgos, de más de 400 páginas y 200 fotos fechadas desde comienzos de los años 20 que demuestran que lo de Chicuelo no es ninguna broma sino que hace una aportación absoluta y total al toreo”, explica su editor.
Escalona ha trazado la columna vertebral de su libro como un inmensa inmersión en la hemeroteca de la época. “He recurrido sobre todo a las crónicas -Federico Martínez Alcázar, Clarito o Don Quijote entre otros- para desmitificar algunas cosas como la cacareada irregularidad del torero ante la falta de testimonios vivos o películas”, aclara el autor ensalzando ese papel precursor del torero de La Alameda -alumbra el camino de la faena moderna- y hasta su condición de famoso en unión de su mujer, la célebre Dora La Cordobesita que había sido retratada por Romero de Torres. Prometemos volver sobre el asunto y el personaje pero la cita, ahora, es en la Feria del Libro...
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