Una afición hecha profesión por amor al can
La dedicación de Enrique Boza a la cría de perros de la raza teckel va más allá y hoy es su forma de vida
Decía Jesucristo, según el Evangelio de San Juan, que nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos, y la experiencia popular revela que el perro es el mejor amigo del hombre. Por esta razón, Enrique Boza pasa de la afición a la profesión en la cría de perros, concretamente de la raza teckel, proclamándose, por primera vez en la historia, cuatro veces campeón de manera consecutiva entre 2010 y 2013 de la Exposición Canina Mundial, celebradas en Dinamarca, Francia, Austria y Hungría.
Desde pequeño, cuando llenaba su casa de lagartijas, gatos o pájaros, tenía claro que iba a dedicarse al trato animal. Por ello, se introdujo en el mundo de la cría de perros de la mano de la raza scottish terrier pero, al ser un linaje tan difícil de mantener, se decantó por otro que desde siempre le había enamorado y que, tras 23 años, aún hoy conserva: el teckel. El paso por otras razas le permitió vislumbrar que el teckel "necesitaba mejoras morfológicas, como una estilización de la línea dorsal, un cuello más elegante y mejoras en la expresión y movimiento", asegura Boza. De esta forma, comenzó con la cría a partir de la selección de ejemplares que supusieran una mejora de la especie para su posterior reproducción e ir aproximándose cada vez más a la perfección.
Tras la selección, lleva a cabo un laborioso periodo de cría y adiestramiento. Para ello, cuenta con la colaboración de su mujer, que, además de tener un trabajo ajeno al mundo animal, dedica gran parte de su tiempo en ayudarle en diversas actividades. Viven en un chalé particular con un recinto acondicionado, en el que se encuentran las distintas casas donde duermen los canes, siempre por parejas y mixtas, pues "es una raza muy peleona", afirma el adiestrador. En la residencia, denominada Alpheratz(igual que el apellido que reciben todos sus perros), cuenta con espacios de recreo como parques de sol y lluvia, donde los pasea y entrena todos los días. Además, tras un paseo por el campo, limpia las instalaciones para la conservación del hábitat en unas condiciones óptimas, se renuevan los recipientes de alimentación, y se hacen sesiones de peluquería para mantener el largo de pelo que les permita participar en una categoría u otra de los distintos campeonatos.
También existe un adiestramiento psicológico, para lo que emplea diferentes métodos, pero siempre orientados a la consecución de aprendizajes naturales, que respondan a órdenes por voluntad propia. "Si a un niño le obligas a sentarse y le dices que o se sienta o le pegas; se sienta, pero a disgusto. Pues igual pasa con los perros. Hay que incentivarlos para que ellos quieran hacer la acción que realizan", por lo que los premia con comida o juegos. Asimismo, los perros también reciben una educación social, que Boza realiza llevando "todos los días a un grupo de perros a la puerta de El Corte Inglés, para que traten con la gente, los toquen, se acostumbren a interaccionar con humanos y desarrollen un carácter extrovertido".
Todo este proceso le ha permitido proclamarse cuatro veces campeón del mundo, y contar con ejemplares de la raza que han hecho historia como Alpheretz the Boss y Alpheretz Just Do It, al coronarse hasta en tres ocasiones como campeones del mundo y Europa en competiciones en las que participaban más de 700 perros. Además, estos protagonistas son hoy progenitores de actuales campeones, por lo que se va certificando el éxito de su método y la consecución de objetivos iniciales como era el enriquecimiento de la raza en un mundo que, pese a la popularidad entre sus adeptos, cuenta con muy escasa difusión.
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