Sevillano de nacimiento, Jesús Castro estudió Administración, pero según sus palabras decidió "abogar por algo que le hiciera feliz", por lo que se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza para estudiar Pintura. Entre sus referentes se sitúa su padre, también pintor, y todos los artistas que le han inspirado, especialmente el que fuera su profesor Ramón Rizo, a quien define como el mejor dibujante que ha conocido. De los artistas sevillanos destaca la obra de Romero Ressendi, que considera pintor olvidado de Sevilla. Le atrae todo tipo de técnicas, aunque en sus obras suele emplear el óleo, acrílico y las acuarelas y se muestra abierto a innovar con todas ellas. Define la pintura como algo mágico y religioso, que al igual que la música, permite evadirse y olvidar las preocupaciones, a la vez la compara con la gastronomía en el sentido de que "siempre se puede sacar algo buena de ella". Jesús Castro se muestra interesado en la pintura figurativa y en la abstracción, donde también añade los nuevos géneros del grafiti, pues afirma que se puede aprender de todas las cosas, alcanzando nuevas ideas desde otras que al principio pueden no gustar. La ciudad de Sevilla le sirve de inspiración a este pintor, de la cual señala que es una de las pocas ciudades que imprimen carácter. Para el futuro planea un nuevo proyecto inspirado en arquitectura sevillana, siguiendo las referencias de su amigo y también pintor Juan Luis Aguado.