La baraja española más antigua tiene sello sevillano: así es este tesoro del siglo XIV

La baraja se conserva actualmente en el Museo Fournier de Naipes de Álava

Primera baraja española descubierta en Sevilla en el año 1390
Primera baraja española descubierta en Sevilla en el año 1390 / Redes sociales

Pocos objetos están tan arraigados en la vida social española como la baraja de cartas. Y, sin embargo, no todos saben que la baraja española más antigua conservada —auténtica precursora de la que usamos hoy— nació en Sevilla hacia 1390.

No se trata de un descubrimiento reciente, pero su existencia sigue siendo para muchos un dato desconocido y fascinante: un juego que sobrevivió más de seis siglos, manteniendo vivos los símbolos con los que millones de personas continúan jugando brisca, tute, mus o escoba en plazas, casas y tabernas.

Una joya artesanal del medievo sevillano

Las cartas, realizadas a mano y con un marcado estilo mudéjar, reflejan el ambiente cultural de la Sevilla del siglo XIV, entonces cruce de tradiciones cristianas, judías y musulmanas. La ciudad era ya un hervidero de artesanos —iluminadores de manuscritos, pintores y tallistas— donde perfectamente pudieron elaborarse estos naipes.

La pieza conserva los cuatro palos clásicos que permanecen hasta hoy: oros, copas, espadas y bastos. Su diseño es sencillo, de colores planos y figuras esquemáticas, pero ya muestra la identidad de la baraja española tal y como la conocemos. Actualmente se conserva en el Museo Fournier de Naipes de Álava.

Influencias orientales y evolución peninsular

Los juegos de cartas llegaron a Europa desde Asia a través del mundo islámico, pero fue en la península ibérica donde adoptaron una personalidad propia. La baraja sevillana de 1390 es la primera evidencia física clara de esa adaptación.

A lo largo de los siglos, esas cartas evolucionaron, pero manteniendo su esencia. Incluso los significados simbólicos atribuídos a los palos perviven desde los primeros tiempos:

  • Oros: riqueza y comercio
  • Espadas: estamento militar y nobleza
  • Copas: clero e Iglesia
  • Bastos: pueblo llano y campesinado

Una estructura social en forma de naipe.

Un legado cultural que sigue vivo

A diferencia de las barajas francesas —como las de póker— que aparecieron posteriormente, la baraja española se consolidó como parte fundamental de la cultura popular del país. Su presencia en reuniones familiares y celebraciones es casi un ritual nacional.

Hoy, la baraja sevillana del siglo XIV se custodia como una pieza histórica y cultural de valor incalculable. Su conservación casi milagrosa permite asomarse al ocio medieval, y entender que la tradición de repartir, barajar y echar un órdago tiene raíces mucho más profundas de lo que muchos imaginan.

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