Vivir en Sevilla

La leyenda de la patada a la tumba del 'Negro' de Triana

La iglesia de Santa Ana en Triana y superpuesta la tumba de Íñigo López

La iglesia de Santa Ana en Triana y superpuesta la tumba de Íñigo López / M. G.

Sevilla es una ciudad que está repleta de leyendas, podemos encontrar una casi en cualquier rincón de la ciudad. Una de ellas la situamos en el barrio de Triana, más concretamente en la Parroquia de Santa Ana, el templo católico más antiguo de toda Sevilla.

En ella se encuentra la tumba del protagonista de esta historia, Iñigo López, más conocido como el 'Negro' de Triana. La leyenda cuenta que si una mujer le da patadas a la tumba, aumentará su fertilidad.

Durante décadas existió la creencia popular de que la mujer que daba una patada a la del personaje aumentaba su fertilidad. Esta leyenda ha colaborado bastante en la degradación del azulejo. Lo curioso es que es una costumbre contemporánea, ya que el azulejo no fue visible hasta 1844, cuando unas inundaciones obligaron a retirar el altar a Santa Cecilia que lo ocultaba.

"Si comparamos diversas fotos tomadas en 1919, 1927, 1945, 1958 y 2008, comprobamos que la cara de don Íñigo se ha ido deteriorando progresivamente debido a esta costumbre", señala el restaurador José Ramón Pizarro.

Aún hoy en día hay alguna mujer que se salta la reja que lo protege desde la intervención de Rafael Manzano para dar la patadita.

La leyenda del Negro de Triana

Según la leyenda, en el año 1842, un duró invierno azotó la ciudad de Sevilla y, por ende, al barrio de Triana. Por aquel entonces vivía en el barrio un alfarero al que llamaban Castro, que tras recuperarse de unas dolorosas y altas fiebres, acudió a Santa Ana para dar gracias a la Patrona.

Cuando se encontraba en el altar rezando, apareció un anciano ante él, dicho anciano le señaló a una pared de la parroquia y le dijo "Ahí está enterrado el esclavo asesinado por el Marqués de...", Castro apartó la mirada y cuando volvió su mirada al frente, el anciano había desaparecido.

En ese momento, Castro creyó que eran alucinaciones debido a las fuerte fiebres que había tenido. Tres días más tarde, volvió al altar a rezarle a la Patrona de nuevo, cuando volvió a aparecer el mismo anciano diciendo "¡Castro, Castro! Ahí está el esclavo asesinado; debes comunicárselo al Señor Cura… ¡Ahí está!". Tras esto, Castro acudió a los curas de Santa Ana, pero en aquel momento nadie le creyó. Castro murió poco después, hasta el día de su muerte fue tratado como un loco.

Años más tarde, hubo que hacer unas reformas en el altar de Santa Cecilia que obligaron a retirarlo, fue entonces cuando se descubrió el sepulcro del 'Negro'. De repente, Castro volvió a la mente de todos. Esta historia se llevó con mucho secretismo, pero el sacristán de Santa Ana, tuvo acceso a unos papeles donde se contaba la verdadera historia del 'Negro' de Triana, quien posteriormente sería bautizado como Iñigo López.

La verdadera historia de Iñigo López

Iñigo López, conocido como El Negro de Triana, fue un indio que envió Cristóbal Colón desde Puerto Rico a España. Este era el hijo del rey de la isla y fue su propio padre el que lo entregó como esclavo al conquistador. Cuando llegó a Sevilla, entró en el Convento de San Francisco, se convirtió al cristianismo y adoptó el nombre de Iñigo López cuando un marqués lo sacó del claustro para que le sirviera.

En un principio, este marqués fue su salvación, ya que le permitía gozar de todos los lujos de la vida de la nobleza, hasta que un día este 'benefactor' intentó violarlo. Iñigo se negó, lo que provocó que el marqués acabara con su vida.

A día de hoy, no se conoce el nombre del marqués, ya que decidieron no hacerlo público para salvaguardar el honor de las personas que mantenían ese título en el momento que se descubrió el crimen.

La lápida en la que se encuentra Iñigo es una cerámica renacentista que fue realizada por el maestro Francisco Niculoso Pisano.

El azulejo guarda además algún enigma novelesco. El hecho de que la palabra que sigue al apellido López esté picada indica que alguien quiso ocultar información definitiva sobre la identidad de Íñigo. Quizá porque era un apellido judaizante, quizás porque indicaba un oficio poco apropiado para unos descendientes ennoblecidos... Por ahora, no se sabe.

Esta obra de 1503 es la primera obra firmada en España del gran ceramista Niculoso Pisano. Esta pieza es con la que el artista introdujo en España la revolucionaria técnica del azulejo plano polícromo, también conocida como mayólica.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios