Este fin de semana, en la noche del domingo, para ser más concretos, Sevilla (o más bien su cielo) ha sido el escenario de un evento verdaderamente curioso, que ha hecho que los aficionados a los avistamientos OVNI y la ufología en general comiencen a teorizar a raíz de lo sucedido.

Se trata de la aparición de una larga hilera de luces surcando los cielos sevillanos, claramente visible para la población a la vez que de origen desconocido para la gran mayoría.

En cuanto a esta peculiar formación, que como veníamos diciendo se podía apreciar sin ningún problema desde cualquier parte de la ciudad, era evidente que no se correspondía con las características de un cuerpo celeste o un cúmulo de varios de ellos, y desde luego tampoco parecía ser un efecto óptico por lo prolongada que fue esta aparición, que llegó a los varios minutos de duración mientras recorría la longitud completa del cielo visible desde territorio sevillano.

Por ello, comenzaron incluso a sucederse las llamadas a los servicios de emergencia preguntando por la procedencia de estas desconocidas luces que se desplazaban a grandes velocidades y de manera simultánea por encima de la capital andaluza, mientras que otros ciudadanos dieron riendo suelta a su imaginación, comenzando a plantear que se tratara de algún tipo de ensayo militar o incluso artefactos alienígenas que pudieran estar inspeccionando nuestro planeta desde las alturas.

No obstante, el auténtico motivo de este inusual suceso resultó decepcionante para los aficionados al mundo del misterio y lo desconocido, si bien significa un avance inmenso para la ciencia y la ingeniería del que la humanidad podrá, si lo permite el típico afán de algunas empresas por limitar el uso de sus invenciones más impresionantes al sector privado, beneficiarse inmensamente.

No, no eran alienígenas, era el nuevo ensayo de Elon Musk

Las luces que pudimos apreciar claramente en los cielos de Sevilla y otras muchas ciudades de nuestro país correspondían a algunos satélites de modelo Starlink lanzados y fabricados por la todopoderosa empresa SpaceX, propiedad del excéntrico multimillonario sudafricano Elon Musk.

Ya es la cuarta vez que estos satélites circulan por lo más alto, y una vez más con resultados favorables, por lo que este proyecto parece ir viento en popa.