EDITORIAL
Toda preparación es poca ante los temporales
Hace 23.000 años un hombre de Cromagnon decidió pintar en una cueva de Villars, en la Dordoña francesas, una pintura en el que un congénere, con los brazos levantados, desafía a un animal con aspecto de toro que le embiste. Desde entonces, la relación del hombre con el toro ha marcado muy directamente la cultura de la Península Ibérica. La exposición Tauromaquias universales inaugurada ayer en el patio de la Fundación Cajasol (Plaza de San Francisco) permanecerá abierta hasta este domingo.
Se trata de una exposición comisariada por André Viard, presidente del Observatorio de las Culturas Taurinas. Éste es un proyecto impulsado en Francia por la Union des Villes Taurines (UVTF) y el Observatorio que consta de dos partes. Por un lado una exposición itinerante y, por otro un documental de 65 minutos de duración.
Durante la presentación de la muestra, Antonio Pulido, presidente de la Fundación Cajasol, explicó que la exposición permite "acercar a una mayor parte del público la riqueza cultural e histórica que hay alrededor del mundo del toro. Además, Tauromaquias Universales nos permiten acercar a un mayor público toda esa riqueza que gira alrededor del mundo del toro". Asimismo, recordó la relación de la Fundación con la tauromaquia con actividades como los encuentros mano a mano o el ciclo de Espacio Toro que se organiza en Huelva.
El comisario de la exposición, André Viard afirmó que la tendencia a "infantilizar al ciudadano impide que desarrolle su propio pensamiento y esta exposición está hecha para reflexionar y estudiar de dónde venimos y ver dónde vamos a llegar algún día. Los paneles que lo forman presentan las raíces de la historia de la cultura mediterránea".
Como si fuera el laberinto del Minotauro, la figura de un toro de poliestireno cubierto con un collage de toros y toreros míticos centra todas las miradas. La exposición está compuesta por 80 paneles explicativos. En ellos se hace un repaso desde las pinturas rupestres de Villars, los mitos del Minotauro y el desarrollo de cacerías o juegos unidos a los cultos religiosos. Además se exponen datos curiosos como el nacimiento de la letra A en Ugarit. El signo Álef que significa toro y se representa mediante una cabeza de astado. Más adelante el signo se estiliza y se convierte en A. De este alfabeto ugarítico del 1.400 a. C. nace el fenicio y, de este, el griego.
El repaso histórico continúa por Egipto, Mesopotamia hasta llegar a Creta y los juegos acróbatas de Cnossos o los toros de Gerión, para pasar a los romanos y la taurocatapsia. De ahí se pasa a los moros y cristianos y la evolución de los toros, de ser un juego para los reyes y una demostración de valor a la regulación de la fiesta. Además, existen paneles en los que se explica la crianza del toro bravo.
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios