servicio social

La relevancia de una plena atención a los mayores

  • La obra social La Caixa promueve una iniciativa de atención integral a personas con enfermedades y en edad avanzada

Un profesional ofrece su apoyo y atención a una persona.

Un profesional ofrece su apoyo y atención a una persona. / m. g.

Después de una trayectoria de ocho años, la obra social La Caixa ha hecho crecer su programa para la atención integral a personas con enfermedades avanzadas con la intención de atender a más personas que se encuentran al final de su vida y a sus familiares. Implementado en 123 hospitales de toda España y en 130 unidades de soporte domiciliario, este programa se lleva a cabo a través de 42 equipos de atención psicosocial. En Sevilla desarrolla el programa en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, el Hospital Universitario Virgen Macarena, el Hospital San Lázaro, el Centro Residencial Santa Justa y en dos unidades de soporte domiciliario. Hasta hoy han atendido a 1.024 pacientes y a 1.305 familiares.

Con este programa, enmarcado en la Estrategia en Cuidados Paliativos del Sistema Nacional de Salud, la entidad pretende complementar el modelo actual de atención a personas con enfermedades avanzadas con el fin de alcanzar una atención integral que tenga en cuenta los aspectos psicosociales.

Las dimensiones que mejoran en el paciente son la psicológica, la social y la espiritual. La primera evaluación científica, realizada en 2014, concluye que la atención psicosocial que ofrece el programa, y que contempla las tres dimensiones, responde a las necesidades y mejora en el 90% de los síntomas provocados por la enfermedad y que perjudican el estado anímico y psicológico de los enfermos atendidos. Sin embargo, la dimensión espiritual se considera un eje central de atención a las necesidades de los pacientes en situación de final de vida. Por ello, y desde su puesta en marcha, el programa ha impulsado una evaluación del dolor espiritual, basada en las entrevistas que los profesionales realizan a los pacientes. En estas conversaciones surgen cuestiones de carácter trascendente, como la necesidad de ser reconocido como persona; la necesidad de hacer una revisión de su vida y del pasado y encontrar sentido a la existencia; la necesidad de liberarse de la culpabilidad, de reconciliarse y sentirse en paz y perdonado; la necesidad de un más allá y de una auténtica esperanza; la necesidad de expresar emociones y vivencias religiosas, y la necesidad de amar y ser amado.

Los resultados muestran que cuanto más alto es el nivel de sufrimiento de los pacientes, mayor es la efectividad de la intervención de la atención psicosocial. A pesar de partir de una situación más severa, tras la intervención del equipo se alivia el sufrimiento hasta llegar a unos niveles tolerables, similares al de los pacientes que partían de una situación mejor.

Al abordar las necesidades esenciales, se reduce el malestar emocional de estos pacientes, a la vez que mejoran otros componentes psicosociales y espirituales ligados a la situación, como la ansiedad, el estado de ánimo, el sentido de la vida y la sensación de sentirse en paz con uno mismo y con los demás. Otro punto a destacar de la evaluación del dolor espiritual es que la persona que tiene creencias, sean de tipo religiosas, sociales, científicas, filosóficas o míticas, y éstas le ayudan en la situación de enfermedad, presentan una mejora adicional en el conjunto de dimensiones evaluadas. Los profesionales ayudan a los pacientes a recuperar el valor que sus creencias le han proporcionado a lo largo de la vida.

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