Rutas de senderismo

Ruta circular de los Brezales-Umbría de Santa Fe, en el Ronquillo

  • Trayecto bastante sencillo y variado. Merece la pena conocerlo aunque una parte del recorrido sea una zona quemada por un incendio forestal reciente.

  • Las imágenes de la ruta

Caminamos junto al Embalse del Cala. Por desgracia, la vegetación próxima está quemada por los incendios recientes.

Caminamos junto al Embalse del Cala. Por desgracia, la vegetación próxima está quemada por los incendios recientes. / Emilio J. de los Santos

La ruta que vamos a describir a continuación en las proximidades de El Ronquillo tuvo tiempos mejores, no cabe duda. Los recientes incendios en esta zona de la Sierra Norte así como la sequía actual le han pasado factura. Pese a todos estos problemas, merece la pena descubrirla y que sirva así para concienciar de la importancia de cuidar el medio ambiente.

Puede que la zona más pintoresca sea la más afectada, pero por fortuna no todo el trayecto está en mal estado. Caminaremos por dehesas, acompañaremos arroyos y subiremos un cerro con bonitas vistas en la parte final. Con inicio y final en la localidad ronquillera, el sendero tiene unos 12,7 kilómetros. Se aproxima a la cola del Embalse del Cala, recorre su orilla y vuelve por una zona de monte algo más ondulada. Las marcas blancas y amarillas del PR-A 389 harán de guía.

Este paso inferior atraviesa la A-66. Este paso inferior atraviesa la A-66.

Este paso inferior atraviesa la A-66. / Emilio J. de los Santos

La circular arranca cerca del recinto ferial de El Ronquillo. Justo en una curva de la Calle Nueva, veremos el cartel informativo de la ruta del Barranco de la Lana. Nuestro camino sigue parte de su trazado en la ida. Comenzamos a andar rumbo al este por una pista muy ancha y plana. A los pocos metros nos encontramos con la primera bifurcación: el camino de la derecha es el nuestro, junto al arroyo de la Lana. Bordeamos una depuradora y acto seguido entramos en un túnel que atraviesa por debajo la autovía A-66. Un giro a la derecha nos hace ir junto a una balsa de agua seca y, acto seguido, por el vado del arroyo (hay un puente de madera también).

Por aquí se vadea el arroyo de la Lana. Por aquí se vadea el arroyo de la Lana.

Por aquí se vadea el arroyo de la Lana. / Emilio J. de los Santos

A los dos kilómetros de marcha, damos con otra bifurcación: vamos de nuevo por la derecha. Unos 200 metros más adelante, un cruce son un poste nos da distintas opciones. Doblamos a la derecha, en ángulo recto por el sendero que sube. Precaución por aquí porque la señalización tiene daños y el poste que marca el próximo giro a la izquierda está caído. Se toma la tercera salida a la izquierda, por otro camino que asciende.

Nos encontraremos con algunos caballos sueltos por la zona. Nos encontraremos con algunos caballos sueltos por la zona.

Nos encontraremos con algunos caballos sueltos por la zona. / Emilio J. de los Santos

Cuando alcancemos la parte más elevada, ya intuiremos el Embalse del Cala al fondo. Por desgracia, justo en esta parte es cuando nos encontramos con la zona quemada. La extensión de árboles calcinados es bastante amplia. Vamos a ir por este paisaje ennegrecido durante cuatro kilómetros, prácticamente toda la parte en la que se va bordeando el pantano. Como se aprecia, las llamas quemaron ambas márgenes. Afortunadamente, observaremos que empieza a haber pequeños brotes verdes en algunos puntos. La naturaleza comienza a regenerarse.

Zona calcinada por los incendios. Zona calcinada por los incendios.

Zona calcinada por los incendios. / Emilio J. de los Santos

En ligero descenso, llegamos a la orilla. Se va bordeando por un camino ondulado que en ocasiones deja buenas panorámicas del paisaje. La pena es que el nivel del agua estará muy bajo por la sequía. El serpenteante recorrido irá virando poco a poco hacia el norte y posteriormente hacia el oeste. Iniciamos la vuelta a El Ronquillo.

Entonces, la vegetación irá recuperando poco a poco su color. Pasaremos junto a varias granjas con cabras hasta encontrarnos el vado sobre el arroyo del Manolito. De nuevo, tenemos a nuestra disposición una pasarela de madera para evitar el agua (si es que tiene). También hay un merendero a la sombra por si queremos descansar un poco. Y es que en esta zona habrá más arboleda.

Cabras de las granjas próximas. Cabras de las granjas próximas.

Cabras de las granjas próximas. / Emilio J. de los Santos

En línea recta, se acaba superando el arroyo de los Praditos y poco después el sendero se llega a una intersección con el Camino de la Parrita. Las señales nos envían a la izquierda. Es un carril amplio de tierra por el que circulan algunos coches. Avanzamos por aquí durante un kilómetro aproximadamente.

Los postes nos sacarán por la izquierda por una senda más estrecha y con más matorral en los laterales. Así se inicia una subida de dos kilómetros con un par de rampas algo exigentes. El objetivo es subir el cerro que hemos visto a nuestra izquierda todo el rato mientras recorríamos el Camino de la Parrita. El final del ascenso lo marca una especie de mirador con suelo de cemento. Nos dará una bonita vista desde arriba de todo este paraje.

Éste es el punto más elevado de la ruta. Éste es el punto más elevado de la ruta.

Éste es el punto más elevado de la ruta. / Emilio J. de los Santos

Por una trocha algo más quebrada, comienza un descenso corto pero brusco. Acaba alcanzado de nuevo el lateral de la autovía A-66. Volvemos a cruzarla por un túnel. Al otro lado, tras una ligera subida, veremos ya El Ronquillo. Nos aproximamos por el lateral de la urbanización que vimos al comenzar hasta llegar al final.

Brotes verdes en las zonas quemadas. Brotes verdes en las zonas quemadas.

Brotes verdes en las zonas quemadas. / Emilio J. de los Santos

No es una ruta excesivamente dura. Eso sí, da pena que la zona quemada desluzca tanto el tramo intermedio, que además sería el más bello. Esperemos que se recupere pronto y que no vuelva a haber más incendios forestales en verano que asolen esta bonita zona.

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