Camino de Santiago

Etapa 5 del Camino Primitivo: Colinas de Arriba - Berducedo | A través de la Ruta de los Hospitales

Hospital de Fanfaraón.

Hospital de Fanfaraón. / Emilio J. De los Santos

Estamos ante la etapa reina del Camino Primitivo. La Ruta de los Hospitales que vamos a describir en estas líneas es de una belleza espectacular y representa perfectamente la esencia de esta variante jacobea. El trazado atraviesa los montes asturianos, ofreciendo unos paisajes inolvidables, en los que la naturaleza es la protagonista indiscutible.

La Ruta de los Hospitales era el sendero antiguo que se usaba para ir a Galicia a través de la Sierra de Fonfaraón. Pero cuando se fundó en el Valle del Nisón la villa de Pola de Allande, el flujo de peregrinos se acabó alterando, yendo éstos por la ruta que iba por abajo, más segura y menos expuesta a las inclemencias del tiempo. El viejo camino contaba con varios puntos de atención a los caminantes: lo que hoy son las ruinas de los hospitales. Todo se perdió durante siglos. Recientemente, este histórico trazado se ha ido recuperando y va ganando fama hasta convertirse en el más recomendado. No obstante, no siempre es practicable, pues las mañanas de densa niebla o la frecuente lluvia pueden jugar malas pasadas a los que se aventuren en él.

Sale el sol en las primeras subidas. La imagen nos impactará. Sale el sol en las primeras subidas. La imagen nos impactará.

Sale el sol en las primeras subidas. La imagen nos impactará. / Emilio J. De los Santos

La quinta etapa es dura al adquirir características de recorrido de media montaña, con cotas superiores a los 1.200 metros de altura y unos desniveles acumulados positivos (+889 metros) y negativos (-773 metros) considerables. La absoluta soledad del paraje, con ausencia de servicios en sus más de 20 kilómetros, obliga a ir bien equipados y provistos de agua y comida. 

La etapa se mantiene en todo momento por encima de los 1.000 metros de altura. La etapa se mantiene en todo momento por encima de los 1.000 metros de altura.

La etapa se mantiene en todo momento por encima de los 1.000 metros de altura. / Emilio J. De los Santos

Arrancamos la jornada en Colinas de Arriba. Como explicamos en la entrega anterior, esta aldea se encuentra ya en el ramal que va hacia Pola de Allande, el que avanza por el valle. Si el tiempo no acompaña, habrá que continuar por esta ruta. En tal caso, no tenemos más que seguir las flechas que van por la carretera hacia Porciles. Esta variante, que es algo más larga, sigue el curso del Río Nisón hasta ascender al Puerto del Palo, donde ya conecta con la Ruta de los Hospitales. ¿Las ventajas? Pues además de ir más resguardados, hay varias localidades con servicios a medio camino.

Iremos por encima de las colinas gran parte del trayecto. En ocasiones el camino no está definido. Iremos por encima de las colinas gran parte del trayecto. En ocasiones el camino no está definido.

Iremos por encima de las colinas gran parte del trayecto. En ocasiones el camino no está definido. / Emilio J. De los Santos

En nuestro caso, no iremos por ese valle, sino por lo alto de las montañas. Desde el albergue de Colinas de Arriba, a la espalda de la población, parte una senda de tierra que en zigzag supera un desnivel ascendente de 250 metros en 2 kilómetros. Es una cuesta fuerte para comenzar, pero como la afrontaremos en pleno amanecer, las imponentes estampas que presenciaremos nos darán fuerzas. Arriba, en una pequeña planicie, se incorpora el sendero que llega desde la bifurcación que pasamos en la etapa anterior tras Borres.

Los tonos de colores al amanecer en la sierra son preciosos. Los tonos de colores al amanecer en la sierra son preciosos.

Los tonos de colores al amanecer en la sierra son preciosos. / Emilio J. De los Santos

El camino sigue la falda del Pico Caborno (1.107 m). Una pequeña meseta nos brindará otra gran panorámica, con los valles a nuestros pies y las elevadas montañas alrededor. Dicen que si el día está claro se pueden distinguir los Picos de Europa al este. Veremos mucho ganado bovino y puede que equino suelto por este lugar, dando aún más encanto al escenario. Hay algunas vacas que hasta parece que intentan posar para salir bien en nuestras fotos.

A partir de ahora, el recorrido va siguiendo las onduladas crestas de las montañas. Hay tramos poco definidos e incluso caminaremos campo a través en ciertas ocasiones. Éste es el motivo por el que no se recomienda ir por aquí si hay niebla: con poca visibilidad, es fácil perderse. No obstante, con buenas condiciones, casi siempre se intuye por dónde avanzar. También hay algunos mojones estratégicamente colocados para indicarnos la dirección.

Un mojón con recuerdos y mensajes de los peregrinos que han pasado por la zona. Un mojón con recuerdos y mensajes de los peregrinos que han pasado por la zona.

Un mojón con recuerdos y mensajes de los peregrinos que han pasado por la zona. / Emilio J. de los Santos

Por estos primeros compases, daremos con una señal cargada de recuerdos y mensajes escritos en piedras que han ido dejando los numerosos peregrinos que han pasado por este punto. Sin ser tan espectacular, puede que más de uno recuerde la imponente Cruz de Ferro del Camino Francés.

 

Hospital de Paradiella, el primero que encontramos. Hospital de Paradiella, el primero que encontramos.

Hospital de Paradiella, el primero que encontramos. / Emilio J. De los Santos

A continuación, empezamos a descubrir las ruinas de los antiguos hospitales. El primero es el de Paradiella, justo a 3 kilómetros del inicio de la etapa. Pese a llevar abandonado mucho tiempo, no se conserva mal del todo: al menos edificio sigue en pie.

Veremos mucho ganado manso pastando por los alrededores. Veremos mucho ganado manso pastando por los alrededores.

Veremos mucho ganado manso pastando por los alrededores. / Emilio J. De los Santos

El recorrido avanza justo por la dorsal de la sierra, con caídas a ambos lados. Es especialmente llamativo el desnivel a nuestra izquierda, donde se aprecian varios barrancos que recogen el agua que riega el Río Porciles. El perfil sigue progresando por la Campa de la Braña hasta coronar el Mojón de la Chana, a 1.206 metros sobre el nivel del mar. 

Un pequeño descanso entre cuesta y cuesta. Un pequeño descanso entre cuesta y cuesta.

Un pequeño descanso entre cuesta y cuesta. / Emilio J. De los Santos

Nos mantendremos un tramo en una cota de altura muy similar. Describimos un progresivo giro a la derecha y, a unos 600 metros, damos con el Hospital de Fonfaraón. De éste se tiene constancia documental desde siglo XIII y, sorprendentemente, tampoco se encuentra en muy mal estado. Nos podemos asomar dentro y ver su distribución de su planta entre las robustas paredes de piedra que un resisten en pie.

Hospital de Fanfaraón. Hospital de Fanfaraón.

Hospital de Fanfaraón. / Emilio J. De los Santos

La senda se sitúa ahora en la ladera, a poca distancia de la cumbre del Pico Cimero (1.292 metros). Siguiendo el collado, alcanzamos las proximidades del Pico Cotón (1.204 metros), cerca del cual se ubican las ruinas del tercer hospital: Valparaíso. En este caso, los restos sí son más complicados de distinguir, al estar el edificio prácticamente derruido y entre unos matorrales.

La Laguna de La Marta. La Laguna de La Marta.

La Laguna de La Marta. / Emilio J. De los Santos

Con una vista privilegiada sobre el Valle de la Solana, poco a poco nos vamos acercando a la Laguna de la Marta (1.152 metros). Rodeada de una bonita pradera, es un buen punto donde tomar un respiro. En unos metros, otra cuesta nos lleva al Pico de la Marta (1.167 metros). A continuación, tenemos que conectar con la carretera AS-364 por una bajada que es poco clara y que tiene bastante inclinación. Con cuidado, llegamos al asfalto, donde vemos el cartel de "Alto de la Marta: 1.105 m".

El cartel de la carretera que indica el Alto de La Marta. El cartel de la carretera que indica el Alto de La Marta.

El cartel de la carretera que indica el Alto de La Marta. / Emilio J. De los Santos

La carretera describe una horquilla muy cerrada: nosotros dejamos la calzada por el exterior de la curva. Recuperamos unos metros por otro repecho hasta el Pico de la Casilla (1.159 metros). La subida no para, pues le siguen el Pico de Freitas (1.204 metros), en cuyas proximidades se supone que hay otro hospital, y el Pico del Palo (1.221 metros). Este último no lo coronamos. Al fin, llegamos a un área de descanso junto a la carretera AS-14, cerca de una subestación eléctrica. Estamos en el Puerto del Palo (1.147 metros), justo donde se une la variante que llega desde Pola de Allande. Llevamos 12 kilómetros de la etapa.

En el Alto del Palo hay una enorme estación eléctrica. En el Alto del Palo hay una enorme estación eléctrica.

En el Alto del Palo hay una enorme estación eléctrica.

La buena noticia es que ya no subimos mucho más. La mala es que nos aguarda una bajada bastante dura. La carretera realiza unos enormes zigzagueos por esta zona, pero el Camino Primitivo corta por medio. En un kilómetro vamos a perder 230 metros de altura por un terreno pedregoso que puede tener tramos resbaladizos. Cruzaremos la AS-14 en una ocasión antes de seguirla en paralelo.

La bajada desde el Puerto del Palo es dura. La bajada desde el Puerto del Palo es dura.

La bajada desde el Puerto del Palo es dura. / Emilio J. De los Santos

 

Al encontrar la Ermita de Santiago, la dureza se mitiga. Así nos da la bienvenida la bella aldea de Montefurado, con casas de montaña muy típicas y un entorno natural precioso. Al parecer, sólo hay una persona censada aquí. El poblado se sitúa junto a un barranco y nosotros iremos por su filo.

Al fondo, Montefurado. Al fondo, Montefurado.

Al fondo, Montefurado. / Emilio J. De los Santos

Las marcas hacen que el camino oscile entre la cara sur y norte de la Sierra del Palo. Tras pasar un paraje llamado La Vaguada, nos colocamos en el Collado de Couso, que pasa por la cara meridional del Pico Lago (993 metros). A poca distancia, se ubica la segunda aldea de la etapa, que tiene el mismo nombre que el cerro.

La Ermita de Santiago, en Montefurado. La Ermita de Santiago, en Montefurado.

La Ermita de Santiago, en Montefurado. / Emilio J. De los Santos

Lago se presenta con una corta, pero empinada cuesta justo al pasar su cementerio. Arriba está la Iglesia de Santa María, de peculiar arquitectura. El pueblo, a poco más de 3 km de la meta, es algo más grande que Montefurado, pero carece también de servicios. Debemos buscar la carretera que lo atraviesa y seguirla hacia la izquierda.

Tras pasar las casas de Lago, hay que andar unos metros por la carretera hasta salir de la calzada por donde indican estas marcas. Tras pasar las casas de Lago, hay que andar unos metros por la carretera hasta salir de la calzada por donde indican estas marcas.

Tras pasar las casas de Lago, hay que andar unos metros por la carretera hasta salir de la calzada por donde indican estas marcas.

En 400 metros, salimos de la calzada. Las señales lo dejan claro. Una senda de un kilómetro acorta la amplia curva que traza la AS-14. La orografía comienza a nivelarse y las praderas se imponen antes de entrar ya, al fin, en Berducedo

La localidad tiene el albergue municipal nada más entrar, aunque cuenta con varios más privados. Sus servicios están a pie de carretera. El tranquilo pueblo se sitúa a unos 900 metros de altura y merece la pena pasearse por su tranquilo y rural entorno. La Iglesia de Santa María de Berducedo, del siglo XIV, cuenta con la arquitectura rústica típica de la zona y antaño también fue un hospital de peregrinos. 

Iglesia de Santa María de Berducedo, del siglo XIV. Iglesia de Santa María de Berducedo, del siglo XIV.

Iglesia de Santa María de Berducedo, del siglo XIV.

Hemos pasado la cota más elevada de este Camino de Santiago. En la próxima jornada toca bajar... y lo hará por un paisaje tan hermoso que nos quitará el aliento. Eso sí, antes conviene descansar bien las rodillas porque nos aguardan descensos durísimos y prolongados. 

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