Ellas también sudan la camiseta

Ahora que muchas están inmersas en la operación bikini y necesitan un aliciente que les anime a perder peso o, simplemente, a tonificarse, Ellas en Forma puede ser una buena opción. Este gimnasio nace como alternativa a otros espacios de preparación física dedicados exclusivamente a las mujeres. "Como monitoras, nos dimos cuenta de que, realmente, no había nada específico para nosotras que, realmente, fuese eficiente y llevado por monitores titulados especializados", cuentan las socias de esta iniciativa, Carolina Suárez Bencano y Natalia Daza Botello, con 30 y 15 años de experiencia, respectivamente.

Ubicado en el número 28 de la calle Florencio Quintero, cercano a la Macarena, este espacio de 250 metros cuadrados no difiere en cuanto a máquinas de trabajo y entrenamiento de cualquier otro gimnasio. "En muchos sitios, cuando trabajan con mujeres emplean máquinas hidráulicas, nosotras preferimos las de kilaje para que el entrenamiento sea completo", detallan. Lo que sí les distingue es la atención al cliente. "Nuestros entrenamientos son siempre personalizados; cada persona requiere de un tipo de ejercicio, según su condición física y sus necesidades", explica Carolina Suárez, a lo que añade: "Al tratarse de un gimnasio femenino, sí es cierto que muchos de estos ejercicios son más específicos para las características de la mujer e inciden en zonas como los glúteos o tríceps...".

Las instalaciones albergan una sala colectiva y otra para cardiovascular y musculación, donde se halla la zona de peso libre, además de los baños y vestuarios. La motivación también forma parte de este centro que cuenta con cinco monitoras, además de las socias fundadoras, para impartir bodypump, bodybalance, spinning, pilates, step, gap, abdomen y circuito.

Más allá del deporte, Ellas en Forma también ofrece los servicio de nutrición, masaje y estética, donde asesoran y atienden a quien los reclame.

Este gimnasio supone un refugio para aquellas mujeres que les incomoda entrenar en un gimnasio mixto o simplemente prefieren hacerlo de una forma más específica para su condición física y lo toman como una vía de escape para evadirse de los problemas. "Aquí no sólo entrenamos, somos algo más parecido a un club; intentamos crear una comunidad y, por eso, realizamos actividades para relacionarnos, como caminatas o salidas a la playa, además de las fiestas en el local", explica Natalia Daza.

Respecto a los horarios, se adaptan también a las necesidades de cada cual. Como todos, también con la crisis se han resentido, pero lo intentan subsanar con unos precios competitivos. Puede probarse una sesión gratis.