Mucho más que un trabajo de fin de carrera

Juan José Polo Ortiz (estudiante de INEF) ha dado vida a su TFG tras crear el club de Natación Al Ándalus

Juan José Polo Ortiz (izquierda) junto a sus chicos en una de las competiciones a las que han acudido.
Pilar Larrondo

28 de marzo 2016 - 01:00

El objetivo de cualquier tipo de formación es que la persona que la recibe sea capaz de llevar a la práctica aquello que está aprendiendo. Por eso, cuando alguno de los trabajos o proyectos a realizar se pueden llevar a la práctica fuera del ámbito académico es todo un logro. O al menos así lo deben ver los profesores de Juan José Polo Ortiz, un estudiante de INEF que ha conseguido materializar su trabajo de fin de grado (TFG).

Monitor de natación de niños con discapacidades desde hace varios años, este joven, como tantos otros, vio cómo el tiempo se le echaba encima a la hora de realizar el trabajo con el que por fin podría concluir sus estudios superiores. Su vinculación al mundo del deporte y a la hidroterapia hizo que se encendiera en él la bombilla y cayera en la cuenta de que en Sevilla no existía ningún club de natación que permitiese a los discapacitados acceder a competiciones. Frente a la fuerte demanda, se lo ocurrió que sería buena idea crear una entidad a través de la cual aquellos que lo deseasen pudiesen entrenar y competir a nivel profesional. Así surgió Al Ándalus, un proyecto que serviría de protagonista en su trabajo de fin de grado pero que terminó convirtiéndose en una realidad.

Mientras que le daba forma al proyecto, y animado por los padres de los niños con los que trabajaba, cayó en la cuenta de que éste no sólo debía ser un conjunto de folios a entregar para conseguir un aprobado. Así que aparcó por un momento su TFG y se centró en darle forma real a su club de natación. Tras pasar por los trámites burocráticos correspondientes la idea de José Polo Ortiz se convirtió en realidad el pasado 2 de septiembre. El club Al Ándalus empezaba su andadura con ocho miembros, algunos de los cuales habían sido alumnos suyos en los cursos de natación que realizaba. La confianza que los padres tenían en él fue clave para que el proyecto pudiese llevarse a cabo, ya no sólo por poder contar con jóvenes desde el primer momento, sino porque ellos, los padres, impulsaron y apoyaron a Polo desde el primer momento. La voz se corrió y pronto fueron muchos los que sabían de la existencia del club Al Ándalus, lo que desembocó en que el número de asistentes aumentara a 23. De ahí que tuvieran que utilizar dos sedes para poder entrenar; la piscina de San Jerónimo y el Centro Deportivo Pino Montano (Diputación de Sevilla).

La idea de la que este joven partía, además de la de crear un club de natación que facilitase la competición profesional, era que personas discapacitadas pudiesen entrenar con aquellos que no lo fueran. Por eso, entre los miembros de Al Ándalus hay personas con discapacidad visual, parálisis cerebral e intelectual y personas sin ellas. Su idea al mezclarlos a la hora de trabajar es que de esta forma se pueden complementar unos con otros, además de fomentar la competitividad entre ellos. En cuanto a las edades, en su origen eran jóvenes, pero en la actualidad el club lo componen personas que van de los 10 a los 61 años. Todos ellos realizan el mismo tipo de entrenamiento, sin hacer distinción, salvo alguna pequeña adaptación que haya que realizar para alguno de ellos. Y, aunque la idea original es la de competir, los integrantes del club pueden formarse para ello en una de las piscinas en las que trabajan o realizar ejercicios de mantenimiento en las otras instalaciones.

Con un entrenamiento que dura toda la semana, ellos mismos son los que demandan más actividades, por lo que Polo Ortiz realiza con ellos (y con sus padres) cada dos meses una actividad deportiva que no tenga que ver con la natación pero a través de la cual crear vínculos. Mientras tanto, sus chicos se entrenan y se forman para obtener buenos resultados en las competiciones a las que asisten. A su paso por el Campeonato de España Absoluto de Natación por Autonomías algunos de sus chicos obtuvieron galardón: Álvaro Fernández un oro y un bronce, Rafael Cabello una medalla de plata y Rocío Zambrano y Andrea Rodríguez un bronce cada una. Además, quedaron terceros en el I Campeonato Andalucía y obtuvieron un bronce en la Competición de Jóvenes Nadadores.

Con respecto a las competiciones están de enhorabuena, ya que el próximo año van a poder competir todos juntos gracias a que la Federación va a realizar una vez al mes en cada provincia una competición en la que puedan hacer sus marcas y poder así competir a nivel nacional sin tener que esperar a que haya grandes competiciones para batir sus propias marcas. Además, Juan José Polo Ortiz está metido de lleno en la XXX Edición del Campeonato de Andalucía de Discapacitados Intelectuales, que por primera vez se celebra en Sevilla. Así que los próximos 7 y 8 de mayo sus chicos podrán probar suerte en esta competición que se realiza gracias a la Federación Andaluza de Discapacitados y el Club Natación Mairena del Aljarafe.

Sin subvención alguna, estos jóvenes sufragan sus gastos de su propio bolsillo. Pero la idea de Juan José Polo Ortiz es que, pasado un tiempo y con el club perfectamente formado, los socios paguen una cuota en función de los días que entrenen y así no tengan que hacer grandes desembolsos económicos cada vez que quiera competir.

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