"Hace unos días perdí un punto por estar hablando en clase. Ahora me quedan 14. Procuramos no perderlos todos". Las palabras de Blanca Maldonado, que cursa 1º de Bachillerato en el colegio La Presentación de Málaga, son un buen indicador de la conciencia que los alumnos del centro han adquirido en los últimos tres años para mejorar su conducta. La clave, según explicó a este periódico la jefa de estudios, Melissa Fernández, ha sido establecer un carné escolar por puntos para así garantizar la disciplina en las aulas.

De esta forma, a cada uno de los más de 300 estudiantes que componen Secundaria y Bachillerato se les asignan 12 créditos iniciales, que van perdiendo o ganando en función de cuál sea su comportamiento. En caso de que se queden sin puntos, los estudiantes serán penalizados con la ejecución de trabajos en beneficio de la comunidad educativa. "Procuramos no recurrir a la expulsión, salvo en casos muy graves. Se trata de tareas a realizar en el colegio, entre ellas ayudar al responsable de mantenimiento", indicó la portavoz. Una vez que cumplen la sanción correspondiente, de forma automática se le reponen los 12 puntos con los que habían iniciado el curso.

El nuevo método para reducir las actitudes contrarias a las normas del centro ha calado positivamente entre el alumnado, aunque algunos creen que supone proporcionar "demasiada información a los padres sobre las infracciones que se cometen". Para Blanca, de 16 años, es un sistema "muy útil" que permite, dijo, "rectificar los comportamientos [inadecuados]". "Al principio nos resultaba extraño, pero ya llevamos tres años y estamos muy concienciados. Además, nos avisan cuando nos quedan dos puntos", subrayó la adolescente, que ahora cuenta con 14. La idea surgió en 2010 coincidiendo con la implantación en el colegio de la plataforma E-valúa, un canal de comunicación entre padres, estudiantes y profesores que pretende lograr que ésta sea cada vez más fluida. "Una de las posibilidades que el sistema nos ofrecía eran las amonestaciones. Decidimos crear un carné por puntos, similar al de conducir, pero en clase", detalló la profesora. Así, el centro ha puesto a disposición de los padres un listado con las actitudes susceptibles de ser penalizadas, obtenidas en su mayoría del decreto que regula la convivencia escolar y los derechos y deberes de la comunidad educativa.

Por orden de importancia, destacan como las graves el consumo de sustancias no permitidas, las agresiones físicas u ofensas, además de los hurtos. Todas ellas suponen perder un total de 15 puntos. En segundo lugar aparecen el abandono del centro sin autorización, las conductas o gestos obscenos, las vejaciones o humillaciones y la suplantación de la personalidad o falsificación, que restan 10. Otras conductas de menor relevancia, aunque también sancionables, son el uso de teléfono móvil o aparatos electrónicos (-3), portar objetos peligrosos (-6), fumar en cualquier dependencia del colegio (-8) o amenazar y coaccionar (-6). Eso sí, cada semana que el alumno no tenga ninguna anotación negativa se le sumará 1 punto, hasta un máximo de 15.

El colegio no sólo ha constatado una "preocupación por parte de los estudiantes", sino que además ha logrado disminuir los partes de disciplina desde la puesta en marcha del sistema de sanciones. "Para ellos es como un toque de atención. Está siendo muy efectivo. De hecho, jefes de estudio de otros centros ya se han interesado por saber en qué consiste el carné, ya que es una buena forma de gestionar las conductas", manifestó la portavoz.

Asimismo, la iniciativa permite redirigir el comportamiento grupal sin necesidad de apelar a expulsiones o partes de disciplina que tengan que ver únicamente con la Jefatura de Estudios, sino que cualquier profesor, recalcó la portavoz del centro, "tiene derecho a sancionar".