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El resto del tintero

Los primos de Barcelona

  • El antiguo voto del PSC, rojo, charnego y compartido ahora con el PP y C's, decidirá la suerte del 27-S

LOS primos de Barcelona van a decidir las elecciones del próximo domingo en Cataluña. Por lo general abstencionistas en las elecciones autonómicas, no así en las generales, los emigrantes andaluces, castellanos y extremeños, sus hijos catalanes, los vecinos de Hospitalet, de Santa Coloma, los del cinturón rojo de Barcelona; en definitiva, lo que fue el granero de votos del PSOE en los tiempos en que su alma española convivía con la catalanista en igualdad decantará la balanza hacia el independentismo o el constitucionalismo. La participación en las pasadas elecciones autonómicas fue del 68%, y PP, PSOE y Ciudadanos sostienen que a partir del 72% la mayoría absoluta en escaños de las dos listas secesionistas comenzará a peligrar. Si es así, la noche del 27-S  pondrá fin a la aventura de Artur Mas, Junts pel Sí y la CUP no alcanzarían los 68 escaños con los que proclamar la independencia, y por eso, todos los líderes políticos andaluces están en Cataluña. 

Juan Marín, de Ciudadanos, ha estado y vuelve; Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo, que apoyan Catalunya sí que es Pot, han viajado este fin de semana; la socialista Susana Díaz mitinea el martes en el Bajo Llobregat, y Juanma Moreno, del PP, ya ha estado en Gerona y en Casteldefels, en la casa de Andalucía, donde se ha producido un desplazamiento de voto desde el PSC hacia los populares. 

 

Moreno podía haber sido uno de esos primos si sus padres no hubiesen vuelto a Málaga desde Barcelona en 1970, año en el que el líder de los populares nació en la capital condal. Su padre, ya fallecido, trabajó 19 años en Cataluña, primero en Olivetti, después en la Seat, hasta que su madre, añorosa, volvió a Málaga para abrir un pequeño comercio. Allí se quedaron algunos primos hermanos; uno, guardia civil, salió con la extensión de los Mossos al territorio, y uno más sigue en la capital como autónomo. El pasado martes, recién llegado de Gerona, se preguntó lo siguiente en Sevilla: "¿Cómo puede ser que a primos hermanos míos les quieran poner una frontera para venir a su lugar natural, a donde están enterrados sus abuelos? ¿Cómo puede ser que quieran romper unas raíces profundas que hay entre Cataluña y Andalucía?".

 

Los cálculos indican que en Cataluña hay 1,1 millones de andaluces y descendientes de éstos nacidos en esa comunidad, no todos son constitucionalistas, se calcula que un tercio de los hijos son independentistas. Todo es algo más complejo, porque el voto del PSC  no sólo era andaluz y emigrante, el partido de Maragall fue el mayoritario en todas las elecciones generales celebradas en Cataluña. A la hora de votar el Gobierno de la nación (española), los votantes socialistas acudían en masa. En 1982, las primeras que ganó Felipe González, votó el 81% del censo; en 1996, el 76%, lo mismo que en 2004, cuando Rodríguez Zapatero venció a Aznar. Más que un voto andaluz, extremeño o castellano, o descendiente de éstos, hay un electorado socialista desencantado con la deriva catalanista del PSC que hoy se reparte entre el viejo partido, el PP y Ciudadanos. Ése es el electorado que puede decantar la balanza porque los sondeos indican que los independentistas ya están movilizados en un 90%, 1,8 millones fueron a votar un doble sí en el simulacro de referéndum de noviembre pasado, de tal modo que cada punto que se le arranque a la abstención será un voto a favor de alguno de los partidos que prefiere que Cataluña siga en España.

 

Ciudadanos es el partido que ha sabido aprovechar mejor la desespañolización del PSC con un discurso claramente contrario al nacionalismo. Albert Rivera, hijo de  una malagueña de Cútar, criado en la Barceloneta, uno de esos barrios decisivos de la capital condal, es el líder del partido más charnego del arco iris catalán. Su secretario general, Matías Alonso, nació en La Línea. 

 

Ciudadanos puede ser la segunda fuerza más votada el próximo domingo con una jerezana de candidata, Inés Arrimadas, que es casi una recién llegada. Licenciada en la pablo Olavide, Arrimadas llegó hace seis años a Cataluña, sus padres viven en Chapín y la candidata ha tenido sonoros broncazos en el Parlament con diputados de la CUP por la supuesta xenofobia de estos asamblearistas. En el caso de que Mas y la CUP no alcancen la mayoría absoluta de los 68 escaños, Inés Arrimadas es la candidata con mayores opciones de ser la presidenta de la Generalitat, aunque Miquel Iceta, el candidato socialista, cree que podría ser él si recibe apoyos de Catalunya sí que es Pot y de parte de los independentistas. Ya se sabe: una vez tocado fondo, aún se puede seguir excavando.

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