Deportes

Otra china en el zapato

  • El convenio con la Diputación, en peligro tras 27 años de vigencia.

La Diputación de Sevilla no sólo ha ido siempre de la mano del baloncesto de élite, sino que fue el origen de que surgiera en la ciudad este proyecto. Fue el presidente del organismo provincial hace casi tres décadas, Miguel Ángel Pino, gran aficionado al deporte de la canasta, quien impulsó el nacimiento del Club Baloncesto Sevilla. Desde entonces, hace más de 27 años, la relación ha sido fructífera entre las partes.

Hasta ahora. Otra china más en el zapato de Jeffrey Meythaler, presidente del fondo de inversión que compró el club a Caixabank, y José Luis Galilea, director general y deportivo de la entidad. Sin embargo, esta vez nada tiene que ver con su gestión. Existía un convenio de colaboración desde tiempos inmemoriales por el que el CB Sevilla se veía beneficiado en ciertos aspectos por parte de la ente que preside Fernando Rodríguez Villalobos. El club recibía de la Diputación una partida económica -la pasada campaña rondó los 20.000 euros, aunque con las vacas gordas era notablemente superior la cantidad- a cambio de entradas para los partidos para fomentar el baloncesto en los pueblos de la provincia. Además, ponía al servicio del club de forma desinteresada la residencia de Pino Montano, con alrededor de 15 plazas para que se alojasen canteranos del equipo, amén del uso gratuito de las instalaciones deportivas para los entrenamientos de las categorías inferiores.

El pasado agosto, el CB Sevilla recibió la noticia por parte de la Diputación de que el histórico convenio no sería renovado. Galilea se reunió entonces con Beatriz Sánchez, diputada provincial de Deportes, para tratar de llegar a un acuerdo, aunque finalmente, salvo que haya alguna novedad en los próximos días, lo único ventajoso para el club ha sido que podrá seguir utilizando las pistas de la Casa Cuna para los equipos inferiores, si bien no percibirá dinero alguno de la Diputación y teniendo además los canteranos que abandonar la residencia. El CB Sevilla ya reubicó a los chavales en otro lugar del casco histórico, suponiendo un coste adicional muy relevante respecto a antes, cuando no pagaba un euro por el alojamiento y la comida de los canteranos.

En cuanto al Ayuntamiento, las relaciones no han sido muy fluidas últimamente, con el pabellón como cuestión de fondo. Antes de la venta, Caixabank negoció con el IMD para poder utilizar San Pablo a cambio de un cantidad de dinero importante, salido de las arcas del club, que nunca antes había pagado para entrenar y jugar en el complejo deportivo.

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