Juan Diego. Actor

"Me gustaría saber qué se siente teniendo el poder"

  • El veterano intérprete estrena '23-F. La película' y acaba de presentar el corto 'Matador on the road' · "Nunca imaginé que el cine me daría tanto", confiesa

Tiene una de las carreras más dilatadas y premiadas del cine español, una experiencia que le sirve a Juan Diego (Bormujos, 1942) para apostar por un guión que le atraiga, sea cual sea el proyecto. Lo ha demostrado una vez más metiéndose en la piel de un torero olvidado a las órdenes del (todavía desconocido) director algecireño Alexis Morante, para el cortometraje Matador on the road, que se estrenó recientemente en Sevilla. Regresa a la cartelera con la versión cinematográfica que el cineasta Chema de la Peña hace del 23-F, en la que da vida al general golpista Alfonso Armada. La clave de una carrera en el mundo del cine es, asegura, "seguir trabajando, buscando la suerte y que ésta ayude".

-¿Qué tiene Matador on the road que le llevó a trabajar en pleno desierto de Mojave (EEUU) a las órdenes de un desconocido?

-Para elegir un cortometraje, simplemente tiene que gustarte el guión y no hacerte más preguntas. Lo haces o no lo haces. En este caso, me interesaban la historia, los trabajos anteriores de Alexis Morante, la posibilidad de rodar algo tan localista a tantos kilómetros y también ver cómo el dinero público que se invierte en las Becas Talentia da resultado y con quién.

-No valoró el calor del desierto en pleno julio…

-Una vez acepté, me dije: "Pero esto es en julio. Allí nos va hacer un fresquito muy gordo..." Yo me cagaba en mi padre, pero ya no me quedaba remedio. A las cuatro de la tarde aquello estaba a cincuenta y tantos grados, y yo, vestido de torero con las manoletinas que se me quedaban pegadas... Fue tremendo. Ahora, tras ver el resultado, creo que no me he equivocado, hemos hecho algo muy interesante que muestra la valía de quien está detrás de la cámara.

-¿Y el Mundial de Sudáfrica? Para una vez que ganamos...

-Antes de empezar el rodaje, le dije al equipo que el 8 de julio era la semifinal. Alexis me decía: "Pero Juan, si todavía no ha empezado el Mundial". Le dije que me creyera, que jugaríamos la semifinal y el 11, la final, y que como no cortáramos, yo no rodaba. Llegó el día y la productora se metió en el desierto y dio con la barraca de un marine que tenía una conexión para pinchar la señal. Allí vimos el partido: yo vestido de torero, con un bocadillo y un calor que no veas y animando, claro. Cuando marcó Puyol... Hay un making of de antología. Luego también vivimos la final. Fue todo muy bonito.

-Háblenos de Morante de la Bahía, el torero retirado que interpreta.

-Lo que me intrigaba de este personaje era cómo alguien que ya no es figura del toreo, que ya no es nadie ni en su casa ni con sus amigos, acepta irse a Las Vegas a torear. La incógnita del porqué un personaje se despersonaliza siempre me ha interesado.

-Es la primera vez que rueda en Estados Unidos, ¿no había recibido propuestas antes?

-Sí, de cortes similares a ésta, pero no me habían interesado. Recuerdo que, hace ya muchos años, el periodista Paco Correal me preguntó por la posibilidad de trabajar en Hollywood. Le conteste que Los Ángeles quedaba muy lejos de Bormujos. No me lo había propuesto al igual que nunca me había planteado ganar la Concha de Plata o tres Goya. Yo quería ser actor y hacer teatro, ya está. Nunca imaginé que el cine me daría tanto. Estaba todo tan lejos en una España en blanco y negro...

-Regresa a la cartelera con una película sobre el 23-F. A usted, de reconocida tendencia de izquierdas, ¿le es difícil meterse en la piel de un golpista militar de derechas como Armada?

-No, no me cuesta nada. De hecho habré interpretado ya a unos pocos militares. A mí, de todo aquello que me produce cierto respeto, entre comillas, me gusta investigar su porqué. Cuando el poder se pone en marcha, me gusta conocer sus mecanismos, quiénes son aquellos que intentan ostentarlo. Y cuesta muy poco meterse en la piel porque a mí también me gustaría saber qué se siente teniendo el poder. Todo aquello que existe, tú, yo y todo el mundo lo tenemos dentro. También las ambiciones, las lacras, la mierda... Todo está aquí desde que hemos nacido. No hay ninguna ambición que sea de Marte. Y actuar es una forma de experimentar todo eso.

-¿Dónde estaba usted el 23-F?

-En Zaragoza, haciendo un homenaje a un poeta de izquierdas, Ángel Guinda. Llegamos allí y nos dijeron que suspendíamos porque había habido un golpe de Estado en el Congreso. Anulamos y, precisamente, ese día dormí en casa de un general, el suegro de Ángel Guinda.

-¿Qué reflexión hace sobre la ley Sinde?

-Es un tema que hay que tratar con mucho respeto. Hay que dejar que hablen los internautas, Cultura y los creadores para ver si se entienden de una puñetera vez. Los medios de comunicación deberíais reconducir, no enzarzarlos, porque mientras se esté hablando de esto no se habla de los problemas reales y más importantes que tenemos.

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