REAL SOCIEDAD | SEVILLA

¿Por qué quitó a Reyes?

  • El fútbol tarda dos minutos en castigar la mala decisión de Míchel en un cambio que descompuso a un Sevilla que suma 8 de 36 puntos

El sevillismo ardía en las redes sociales. Pero, ¿por qué quita Míchel a Reyes? Había varios jugadores que estaban pidiendo el cambio a gritos, algunos con tarjeta y riesgo de expulsión, caso de Spahic, que jugó al filo de la navaja desde que vio la primera amarilla mucho antes de la media hora. También los había que estaban siendo un problema para la salida del balón y para frenar las subidas del contrario, caso de Manu del Moral, que dejó muchos pasillos a Carlos Martínez. Pero Míchel, que tiene carné de entrenador y no ve el fútbol desde la barra de un bar, el sofá de su casa o la redacción de un periódico, tenía sus razones. Otra cosa es que supiera transmitirlas.

Se venían quejando los futbolistas y el propio entrenador del Sevilla de que el fútbol estaba empecinado en castigar en exceso los mínimos errores del equipo. La fortuna, el acierto, la pizquita que hace que un partido se decante de un lado o de otro, las expulsiones... En Anoeta, ante un equipo que se gusta jugando pero que es igual de blandito e inocentón que el mismo Sevilla, hubo de todo, e incluso alguien podrá esgrimir que aquel paradón de Bravo en el minuto 87 podría haber sido la moneda que caía del lado sevillista, al menos para el empate. Pero cuando un equipo sólo ha sumado 8 de 36 puntos y acumula 8 expulsiones de jugadores de campo, cinco de ellas de forma consecutiva, es porque el fútbol también tiene sus razones. Y castiga al que se empeña una y otra vez en contravenir sus leyes, aunque en ocasiones éstas sean inexplicables, al menos para algunos.

Una de estas leyes es respetar lo que está funcionando en un partido y evitar los cambios premeditados. Cuando Míchel, más allá de la hora de juego, decide mover el equipo con el ingreso de Rabello más de uno se barruntaba lo peor, que quitase a Reyes, el futbolista que en esos momentos estaba poniendo en más apuros al contrario. Es más, el utrerano fue clave en el gol del empate, con su inteligente movimiento para dejar pasar el pase atrás de Jesús Navas. Y fue el primero en poner en aprietos a Bravo, y envió un balón al palo a la salida de un córner que él mismo había provocado, y estaba intentado cubrir campo, robar, montar ataques...

Este Sevilla roto y famélico se había agarrado a Reyes como a un clavo ardiendo. Lo necesitaba. Pero Míchel entendió que para dar entrada a Rabello debía hacer un cambio de puesto por puesto, un aspecto pulcro y técnico, de manual, de teoría. La práctica demostró que fue letal, porque dos minutos después marcó la Real. ¿Perdió el balón Rabello? ¿Progresó la Real por el pasillo de Manu del Moral? Quizá esta lectura sea oportunista. O quizá José María del Nido le preguntara a Míchel tras el encuentro lo mismo que todo el sevillismo se preguntó en directo: ¿Por qué quitó a Reyes?

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