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Una para incrédulos

  • Unai Emery, casi el único convencido de poder dar el zarpazo en el Camp Nou mientras todo el sevillismo piensa en el miércoles y espera descansos. Los blancos, sin presión pero con ganas.

Ningún partido puede decirse que un equipo no lo quiera ganar. Ni ninguna afición se queda tranquila, así porque sí, si los suyos son derrotados ante cualquier rival por muy bueno que sea. Pero hay situaciones y situaciones y en esta ocasión la cita del próximo miércoles en el Ramón Sánchez-Pizjuán casi traslada a un segundo plano la visita de esta noche al todopoderoso Barcelona.

Sólo Emery anda convencido por ahí, tratando de contagiar ilusión, de que es posible dar el zarpazo en el Camp Nou sin debilitar a su equipo de cara al duelo ante el Atlético de Madrid en el que el club se juega la temporada. Un caso extraño: a no pocos aficionados les gustaría que hoy descansaran varios de los titulares, si no todos, para que el miércoles no se quede en el camino ni un solo esfuerzo y el Sevilla pueda estar en una final tres años después de la última.

Presenta, por tanto, este choque, sensaciones extrañas. Al entrenador nadie le quita de la cabeza que se puede, que el Milan ha desnudado mucho a este grupo de estrellas que compite en la autogestión y que también tiene que guardarse fuerzas porque está en una semana en la que se juega la temporada. Emery no para de repetir que no todo es la Copa porque si el miércoles hay una decepción la única bala que le quedará al Sevilla será la de la Liga y en este torneo no está el equipo nervionense para regalar puntos porque ya lo ha hecho bastante durante la primera vuelta.

El Sevilla, en un gran esfuerzo de la mano de su nuevo entrenador, ha logrado acercarse a los puestos a los que aspira y no está el de Fuenterrabía por la labor de frenar por cuenta propia. Emery va a hacer rotaciones en el once, pero ha dado a entender que no habrá una revolución en el once. Descansarán jugadores en puestos determinados, jugadores que puedan andar tocados, sobrecargados y alguna pincelada más, pero ha segurado que la que presentará esta noche en el Camp Nou será una alineación reconocible. Entrarán hombres como Maduro, Manu, probablemente Fernando Navarro por estar sancionado el miércoles... pero no son éstos futbolistas que no hayan jugado un partido como titulares esta temporada.

¿Campaña? ¿Javi Hervás? ¿Cala? Puede, pero ya eso sería acercarse a lo que precisamente Emery anuncia que no va a ocurrir. Eso sí, jugadores como Kondogbia, Medel e incluso Rakitic sí son carne de descanso en esta cita por su posición en el campo, que les obliga a un desgaste mayor que a otros.

El rival también protagoniza una situación extraña. Su última derrota en San Siro ha levantado muchas dudas en el Barcelona y la verdad es que es un grupo no acostumbrado a recibir críticas y a que se generen incertidumbres en torno a él. Y de todo ello puede sacar tajada un Sevilla que si algo ha quedado claro es que llega sin presión. Lo de acudir al Camp Nou pensando en otra cosa ya es arriesgado afirmarlo, porque situaciones más raras se han visto. Por eso Emery no tira la toalla y está dispuesto a salir con once futbolistas ante la constelación que forman los Messi, Piqué, Iniesta, Xavi, Busquets y compañía. Y que lo que tenga que ser, sea, porque otro factor en el que pocos han caído es que toda esta gestión de cara al miércoles puede hacerse sobre la marcha en función del cariz que vaya tomando la noche durante los 90 minutos de juego.

De lo que no hay duda es que con este entrenador, el sevillismo se ha revitalizado en un mes tanto que ahora casi toca el cielo con los dedos. Ya se vio a las dos semanas de estar aquí, pero ahora que se acerca para el Sevilla el partido del año, las sensaciones que hay es que todo es posible, hasta ganarle al Barcelona en el Camp Nou reservando a sus mejores jugadores o a algunos de ellos. El once que hoy saque el ex técnico de Valencia y Spartak de Moscú será la noticia del día, tanto o más que el resultado final del partido. Pero ya ha avisado Emery que descansos sí, pero de revolución nada. Será un equipo competitivo. Y que sea lo que Dios quiera...

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