La paciencia dio sus frutos. Era el pilar en la estrategia del Cajasol para retener a Latavious Williams en el equipo y lo ha conseguido. Y no sólo para el próximo curso, sino para el siguiente también, por lo que la jugada ha sido perfecta para el cuadro sevillano, que refuerza su juego interior con un hombre de garantías que ya conoce el club, la ciudad, a los entrenadores y a los compañeros.

El ala-pívot manejaba otras ofertas, pero la seguridad (económica) que ofrece la entidad, el hecho de contar con un rol determinante en la plantilla, el clima sevillano y, por qué no, los dos años de contrato asegurados, ayudaron en buena medida a que el jugador se decantase por la propuesta cajista, ya que ninguno de los equipos de Euroliga que se dirigieron a su representante colmaban sus pretensiones. Quizá le lleguen la próxima temporada, ya que en el contrato ambas partes se han reservado distintas cláusulas para, llegado el caso y previa compensación, dar por finalizada la relación el verano que viene.

Williams dotará de músculo y veteranía, pese a contar apenas con 24 años, la pintura hispalense, y completa un plantel que, si no hay más entradas de última hora, parece cerrado con Satoransky, Franch y Radicevic como bases; Sastre, Bamforth, Mata y Porzingis como exteriores; y Burjanadze, Balvin, Hernangómez, cuya cesión se confirmó también de manera oficial ayer; y el propio Williams como interiores. "Con el refuerzo de Williams no espero nada más", aseguraba ayer mismo Aíto García Reneses a la web basquetplus.com.

Juventud como divino tesoro. No en vano, el plantel sevillano será de largo el más joven de la ACB con una media de edad de poco menos de 22 años, aproximadamente, frente a los 25,5 años de la temporada pasada. Sin embargo, Sastre y Satoransky afrontan su quinta temporada en la ACB; Franch, la séptima; Mata, que se estrenará en España, es internacional argentino y el ala-pívot estadounidense vivirá su tercera experiencia, tras su paso por el Joventut en la campaña 11-12 y por el Cajasol el curso pasado.

Williams era, sin duda, la pieza clave en el proyecto del Cajasol. No es Aíto García Reneses un entrenador que se asuste ante los grandes retos o que dude a la hora de ponerse al frente de una plantilla joven o descompensanda, pero contar con el de Starkville dota al equipo de una fuerza interior de cuya falta adolecía hasta ahora. A las órdenes del técnico madrileño, Williams disputó un total de 14 encuentros -se perdió nueve por lesión- en los que promedió 24 minutos en pista, 11 puntos, seis rebotes y 14 de valoración. Entonces compartió rotación con Triguero, Bogdanovic, Balvin y Burjanadze, por lo que es de esperar que este año disfrute de más tiempo en la pista y más balones en sus manos.