Que el fútbol siga su curso
Racing - Sevilla · copa del rey
El Sevilla necesita aislarse del contexto institucional y la situación de Del Nido y centrarse en lograr un triunfo que allane el camino en la Copa y elimine cualquier atisbo de afección anímica.
A las seis de la tarde de este jueves partía hacia Santander el vuelo que trasladaba a una escueta expedición del Sevilla para afrontar el primer partido de la nueva edición de la Copa del Rey. Al frente de la misma estaba José Castro, quien en un principio no iba a viajar, como máxima y única representación institucional del Sevilla. Monchi, habitual en los viajes, permaneció en Sevilla reunido con el resto de la cúpula del club, aunque antes se reunió con los jugadores para trasmitirles tranquilidad y ánimo a los 16 jugadores que Unai Emery se lleva a tierras cántabras, porque sólo cuatro horas antes, aproximadamente, se había conocido la noticia de la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo hacia José María del Nido. Y precisamente olvidar esta dura noticia y centrarse en lo exclusivamente deportivo es lo que deben hacer hoy los profesionales del Sevilla.
El equipo, por la enorme implicación personal de su presidente, debe estar también afectado anímicamente por la noticia, pero el fútbol le ofrece la oportunidad de aislarse de todo el negativo contexto institucional para que en lo estrictamente deportivo todo siga su curso con normalidad. Para ello, nada mejor que intentar lograr un triunfo en los Campos de Sport del Sardinero que, a buen seguro, los jugadores sevillistas querrán dedicar a Del Nido. Una victoria sería el mejor bálsamo para que el fútbol siga su curso con normalidad y para, de paso, eliminar cualquier atisbo de duda sobre que la natural afección anímica que puedan sufrir los jugadores pueda tener su reflejo negativo sobre el césped.
No será una tarea sencilla, por mucho que el rival, el Racing de Santander, sea de una categoría dos veces inferior. Los Campos de Sport de El Sardinero es un estadio con solera en España y presentará un ambiente de alta competición, puesto que la Copa también se presenta allí como un excelente bálsamo para los malos tiempos que atraviesa la entrañable entidad cántabra. Contra esa ilusión que tendrá el contrincante, espoleado por poder medirse a un rival de élite como el Sevilla, y contra la hipermotivación que puedan tener ellos mismos deben luchar los jugadores de Unai Emery, para que tanta carga emocional no sea un arma de doble filo que termine abriendo una herida de incalculables consecuencias en el actual contexto.
No quiere esto decir que una derrota sea un drama, puesto que hay un partido de vuelta. Pero, como reza el apotegma, quien evita la ocasión, evita el peligro, y mejor sería empezar a poner parches sobre la previsible herida institucional con un triunfo o un resultado digno que poner sal en esa raja por la que puede irse la buena racha que atraviesa en estos momentos el Sevilla de Emery.
Todo este relato es relativo a lo meramente anímico. En cuanto a lo estrictamente deportivo, el técnico sevillista convocó, momentos antes de conocerse la condena, a 16 futbolistas entre los que está el canterano Carlos Fernández. Es el número máximo permitido por la Federación para las eliminatorias coperas frente a rivales de Segunda División B, como es el caso, y en la misma no están varios jugadores tocados, casos de Rakitic, Perotti o Trochowski, ni los lesionados Vitolo, Marin, Cheryshev y Pareja. También les da descanso Emery a otros futbolistas que tienen la vitola de titulares más o menos ganada: Beto, que arrastraba problemas en su espalda, Figueiras, Carriço y Bacca. En cambio, son novedad Rusescu y el delantero canterano Carlos Fernández.
Enfrente estará un Racing que es el segundo clasificado del grupo I de Segunda B, que cuenta con el máximo goleador del grupo, Kone, con 11 tantos, y que llega a la cita tras golear a domicilio al Tropezón cántabro. Querrá aprovechar el río revuelto, y ahí debe estar firme el Sevilla. Es superior y debe demostrar su entereza de ánimo.
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