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Las dos facetas opuestas de Deulofeu

  • El extremo tiene abril y mayo para no repetir el fiasco de Marin Con la sub 21 ejerció de capitán, dio un gol, marcó otro y concitó grandes críticas

El 14 de agosto de 2014, el Sevilla anunció una bomba veraniega: la cesión de Deulofeu por una temporada. El sevillismo, eufórico por esta noticia, se preguntó si había opción de compra o sólo iba a disfrutar de él un año. Su llegada fue la que más ilusionó a la afición en otro año de muchos refuerzos. Fue la guinda a la planificación, a falta de que un par de días después confirmase el rumor de Éver Banega. Siete meses después, pocos de aquellos sevillistas eufóricos creen ya en que Deulofeu ofrezca algo distinto al desencanto que supuso otro fichaje similar, el de Marko Marin.

Unai Emery no ha conseguido hasta ahora meter en la dinámica al extremo cedido por el Barcelona. La presión en el Sevilla y el estilo de juego son muy distintos a los de la selección sub 21, donde acumula 18 internacionalidades. En multitud de ocasiones, Emery ha tirado por la tangente cuando se le ha preguntado por la discontinuidad de Deulofeu en Nervión y éste ha dejado algún que otro mensaje velado sobre su disgusto. Sin embargo, en la selección sub 21 continúa sorprendiendo.

El jueves, ante Noruega, ejerció de capitán del equipo, dio el pase de gol que abrió la cuenta, con un medido centro desde casi la línea de fondo, y marcó el que la cerró minutos después con una jugada marca de la casa: cambio de ritmo eléctrico ante su par y duro y seco disparo que sorprende al meta por donde menos lo espera. Albert Celades, técnico de la sub 21, lo incentivó así: "Aquí nos encontramos con jugadores que no juegan en sus clubes y tenemos que convivir con ello. Son jugadores jóvenes que se tienen que asentar en la élite. Él tiene que seguir con la misma actitud y predisposición para el futuro y todo le irá bien".

Su protagonismo en la sub 21 contrasta con su guadianescas apariciones en el Sevilla. Son las dos facetas opuestas de Deulofeu, que tiene dos meses para no repetir el fiasco que produjo el curso pasado Marin, protagonista negativo de la final de Turín, cuando tuvo que ser sustituido en la prórroga por un renqueante Gameiro, después de haber salido de refresco en la segunda parte.

La última vez que jugó con el Sevilla, Emery señaló a Deulofeu quitándolo al descanso, en Anoeta. En un encuentro de ida y vuelta, al entrenador no le gustó que el extremo fuera pasivo en acciones defensivas ni que eligiera siempre mal la opción ofensiva, un lastre que lo ha acompañado toda la temporada. Su fisonomía explosiva no termina de encajar con el juego de sacrificio que les pide Emery a sus jugadores y Aleix Vidal, un futbolista de menor calidad técnica pero mayor fondo físico y más prestaciones tácticas, le ha ganado claramente el pulso.

Aun así, Deulofeu ha dejado su sello en varios partidos que decantó con su calidad. Una vuelta entera antes de su último partido, ante la Real Sociedad en Nervión, fue el artífice del triunfo al empalmar con exquisita clase en el segundo palo un centro de Tremoulinas. Fue su primer gol con el Sevilla. Justo una semana antes, pues aquel partido fue entre semana, había dado los dos goles ante el Feyenoord al botar con precisión dos faltas muy similares. Su capacidad para el juego a balón parado ha sido una de sus bazas para pedir paso, pero apenas ha marcado dos goles más en la Copa del Rey. Eso sí, acumula cinco asistencias en la Liga. Ante el Málaga también fue decisivo. Pero sus datos son desconsoladores: 758 minutos en 16 de 28 jornadas ligueras, 202 minutos en 5 de Liga Europa, con un solo gol entre las dos competiciones. Al tramo decisivo, en el que se acumularán los partidos, Deulofeu llega con la confianza de la sub 21.

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