Debe resultar difícil transmitir determinado tipo de fútbol a unos jugadores por tercera temporada consecutiva y que cale. La hazaña que el Atlético de Simeone realizó hace dos campañas, alzando un título tras mojarle las barbas a Real Madrid y Barcelona parece ya bastante lejos. El cuadro colchonero no ha perdido su gen guerrero, ese nivel de competitividad tan alto como rayano en la ilegalidad. El Atlético es y seguirá siendo un rival correoso, muy agresivo y que busca llevar los partidos a un estado general de crispación en el que sabe moverse mejor. Simeone insiste en esa idea porque, entre otras cosas, no entiende otro tipo de fútbol. Es su modelo de juego y sus variaciones tácticas no se despegarán nunca de esa línea, aunque pase por épocas, como la de ahora, en la que esté buscando un faro futbolístico sin el que no son posibles los milagros.

Incluso en un equipo con un libro de estilo marcado por la agresividad y la pelea, un faro debe guiar con cierta luz futbolística el juego cuando hay que marcar el ritmo y ese hombre ha sido en estos años mágicos en el Vicente Calderón el turco Arda Turan. Su marcha al Barcelona supone, pues, una incógnita. La apuesta es el regreso del joven Óliver Torres, un chaval con mucho talento pero que tendrá una dura tarea al tener que demostrar que está capacitado para tener la pelota, esconderla y ofrecer la magia en un equipo de la exigencia del Atlético.

sin balón

El gran secreto de Simeone. Un equipo que defiende muy junto, que intimida con una presión asfixiante y entradas fuertes y que es organizado y solidario desde la potencia de Jackson Martínez sobre la salida de balón del rival. En el sistema defensivo pocas piezas han cambiado: siguen Raúl García, Tiago, Gabi, Godín (el que marca el eje) y sólo la salida de Miranda ha cambiado la fisonomía atrás. A cambio, debe ser el gran año del uruguayo Giménez y llega el montenegrino Savic para ayudar en el juego aéreo.

Por los costados, el equipo cierra igual de bien y mantiene a Juanfran y Filipe Luis en las bandas con ayudas por delante. Concede muy pocas ocasiones de gol. Además, tiene un gran portero con mucho futuro como Oblak.

con balón

Se mantienen las mismas cartas, aunque el cambio de Óliver por Arda tiene que demostrarse que es válido. Para empezar, ante Las Palmas la profundidad de Filipe Luis fue la mayor fuente de llegadas de un equipo que cuando tiene que empujar, empuja. La labor de Gabi como enganche también es clave y la velocidad de Griezmann es un seguro arriba, igual que la segunda línea de Raúl García y la clase de Koke. Como novedades, habrá que tener cuidado con el regate de Yannick Ferreira-Carrasco y la inteligencia y rapidez de Vietto.

lo mejor

El juego ofensivo a balón parado es una de las mejores armas de un equipo con corazón guerrero.

lo peor

La falta de ideas puede ser un problema para llevar el son.