sevilla | rayo vallecano

Lo guay de la temeridad

  • La defensa adelantada y el juego elaborado definen el adulado sello de Jémez, empeñado en adoptar en un equipo modesto el modelo de un grande

En España de unos años a esta parte existe la curiosa corriente de los aduladores en cadena. Las modas, la mimetización mediática, el poder de la imagen... han llegado con fuerza al fútbol y consiguen etiquetar a entrenadores y, por ende, a sus equipos. Es verdad que cada entrenador tiene su modelo de juego, ese sello que lo seguirá allá donde vaya y con todas las plantillas con las que trabaje, ya sea con más nivel o con menos.

La historia de Paco Jémez y su milagro en el Rayo Vallecano adoptó enseguida ese aura especial inseparable de todo lo que venía a seguir el guión de un modelo que marcó una historia como el de Guardiola en el Barcelona. La diferencia es que si bien es fácil -o relativamente más fácil- hacerlo con una plantilla como la que forman las estrellas del Nou Camp, no lo es tanto con un equipo abocado a pelear cada año por evitar el descenso. Los riesgos que se corren, a veces, son muchos, hasta el punto de rayar la temeridad. Aunque sea con buen gusto. El espectáculo por el espectáculo, aunque luego en otras actuaciones se pueda apreciar el valor que al final llegan a tener los puntos en ese modelo.

En estos casos, todo está inventado en el fútbol. Defensa muy adelantada, casi en el centro del campo, salida combinativa del balón desde cualquier posición y hasta en situaciones extremas, presión muy avanzada juntando al equipo arriba... aunque todo ello devenga en problemas añadidos que luego tienen difícil solución y que los contrarios saben ya explotar bien. Por ejemplo, el Sevilla la temporada pasada en la visita del Rayo tocó el balón mucho en su defensa para invitarlo a acercarse más para buscar con balones largos de Kolodziejczak y Tremoulinas las espaldas de esa defensa temerariamente tirada en la línea del centro del campo.

sin balón

La presión es muy alta y bien arriba. No repliega tras la pérdida, sino que trata de recuperar rápido y con varios futbolistas al poseedor del balón,sobre todo en la banda. Jémez, curiosamente, ha rotado en estas cinco jornadas prácticamente a todos sus jugadores del frente de ataque, un cuarteto al que le pide mucho trabajo en la presión y por el que han pasado ya Ebert, Pablo Hernández, Embarba, Lass, Miku, Bebé, Jozabed... En cambio, la pareja de medios centro ha sido inamovible: Baena y Trashorras. Después, igual que todos los mortales, el equipo de Jémez también hace faltas tácticas para frenar al rival si éste supera esa primera línea de presión.

La última línea, con centrales no muy rápidos, se encuentra incómoda corriendo hacia atrás, aunque está entrenada para asumir esos riesgos.

con balón

Hay criterio y gusto. Salen las triangulaciones y hay jugadores para mantener la pelota. No abusa de los centros largos a no ser que sea Manucho y no Javi Guerra el punta y busca llegar con combinaciones o con situaciones de uno contra uno.

lo mejor

La identidad. Si encuentra espacios puede llegar a creérselo.

lo peor

Demasiado espacio atrás.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios