Mainz 05- Sevilla F.C.

Creciendo al toque, ganando al espacio (0-1)

  • El Sevilla de Sampaoli, aún con desajustes defensivos, suma en plasticidad de juego, pero hace daño de verdad jugando a la contra. Con Kranevitter de piedra angular y Gameiro de estilete, logra su cuarto triunfo ante el Mainz.

Los sevillistas que manifestaban dudas -y no pocas y en varios frentes- en los últimos días pudieron ayer irse a la cama algo más tranquilos. Escucharon a Sampaoli decir que no dejará tirado al club que tan fuerte ha apostado por él y su largo séquito para irse a dirigir a la selección argentina, vio a Gameiro con la camiseta puesta del Sevilla y con (pase lo que pase) un tremendo compromiso y, para terminar, vio a un equipo que en fases del encuentro apuntó cosas interesantes y que como bloque, cierto que con algunas lagunas esporádicas a la hora del repliegue, causó una impresión seria ante un rival de la Bundesliga.

Ante el Mainz 05, la prueba en teoría más fuerte de cuantas el proyecto de Sampaoli ha tenido desde que arrancó este verano, los nervionenses aprobaron a través del resultado, cuarta victoria desde que el balón empezó a rodar en Orlando, y de las sensaciones, que es lo que en realidad debe importar en pretemporada.

El Sevilla de Sampaoli tuvo una segunda parte para dar pie al optimismo, con unos 30 minutos primorosos con juego de pase y descarga en los que hizo correr al Mainz 05 por todo el campo tras el balón y con dos futbolistas que marcaban el carácter que quiere tener este grupo. Uno fue Matías Kranevitter, un hombre tremendamente listo con y sin balón, un cierre totalmente distinto a Krychowiak que domina su terreno sin necesidades de emplearse físicamente como el polaco. Canchero, con mando y con un gran sentido del pase sencillo, que siempre es la mejor elección. El argentino cedido por el Atlético de Madrid, solo en ese 4-1-4-1 que dibuja Sampaoli quizá para tratar de machacarlo antes de poner a los suyos con otro esquema, es la piedra angular, la base de ese triángulo invertido que debe ser clave en la creación. Los otros dos vértices se acoplaron mejor en la segunda mitad, cuando saltó al campo Franco Vázquez para alinearse con N'Zonzi y hacer aflorar la línea de pase que faltaba, la facilidad para descargar hacia atrás y sacar la pelota rápido. Es uno de los secretos del fútbol de Sampaoli, la descarga de espaldas, con todos los riesgos que ello conlleva por tratarse nada más y nada menos que un pase hacia la portería propia con el equipo volcado en el campo rival.

La otra clave, hoy por hoy, es Gameiro. Si el Sevilla al final acaba reteniéndolo terminará -es verdad- obligando a Sampaoli a hacer pequeños reajustes en su filosofía, pero, quiera o no, de igual forma tendrá que hacerlos para compatibilizarla con la exigencia de ritmo, nivel y fuerza del fútbol europeo. El ex técnico de Chile siempre quiso a sus equipos en campo contrario, ahogando al adversario, y así estamos viendo muchas veces al Sevillay lo seguiremos viendo, pero cuando más daño hizo el rápido punta francés en el día de ayer, cuando el Sevilla generó más ocasiones, fue jugando con la receta de Emery, con Gameiro partiendo casi de la línea del centro del campo y la defensa local a su altura. No estuvo acertado de cara al gol, pero puso empuje, mucha velocidad y dejó impregnada de peligro cada jugada en la que intervino.

Por lo demás, la cita en el clasiquísimo Bruchwegstadion dejó aún pruebas de que hay desajustes defensivos, situaciones que la velocidad y la potencia de un delantero conocido como Jhon Córdoba (igual de rápido pero más fuerte y potente que en su etapa en el Espanyol) puso en algún aprieto a Carriço y Kolodziejczak. Alguna subida de Escudero que no fue tapada a tiempo en la transición ataque-defensa, algún fallo en esas descargas hacia atrás... dejaron abierta antes del descanso la puerta de la incertidumbre. Igual que la velocidad del ex sevillista Jairo contribuyó a poner a prueba el sistema defensivo cuando llegó esa fase en la que los equipos alemanes aprietan de verdad. Pero es mejor así, los movimientos se aprenden andando y esto es un aprendizaje continuo.

Otra seña de identidad del Sevilla que quiere construir Sampaoli es la concepción extrema de la presión tras pérdida. Con los delanteros persiguiendo al portero rival en el área y tocando a rebato en el momento justo (un pase atrás de un defensa, un mal control, una orientación a la banda...) a tres o cuatro jugadores del Sevilla se les va la vida apretando.

Así hizo ocasiones el Sevilla, erró algunas fáciles N'Zonzi, mandó una al palo Gameiro y coló una de un zapatazo Escudero en la siguiente jugada a una ocasión clara del punta galo. Fueron puntales en el platillo bueno de la balanza, que, de momento, pesa más que el de las dudas. Quizá porque algunas se despejaron, aunque esto es como todo: hasta la próxima.

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