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El espíritu bisoño de un histórico

  • Elisabeth Muñoz. Jugadora y presidenta del Club Voleibol Rochelambert

Hubo un tiempo en el que al voleibol apenas jugaban unos pocos. Ahora, tras el fútbol, el baloncesto y el atletismo, es una de las disciplinas más practicadas en España. A ello contribuyeron la explosión de un tal Rafa Pascual, sin duda el mejor jugador español de la historia, y los éxitos internacionales de una selección que es la actual campeona de Europa.

Sin embargo, antes de todo esto, un grupo de amigos ya intentaban inculcar una cultura del voleibol en Sevilla en el seno del barrio de Rochelambert. La entidad, que siempre se ha movido con escasos recursos económicos, que no sociales, llegó a militar en categorías nacionales con estudiantes y trabajadores poniendo siempre su esfuerzo y su dinero para salir adelante. Nada ha cambiado casi 20 años después de su fundación. Nada, o casi nada, ya que, con su nueva presidenta a la cabeza, Elisabeth Muñoz, esta temporada se ha apostado por el conjunto femenino, que milita en Primera Andaluza y que pretende, incluso, pelear por el ascenso.

Capitana del equipo sénior, presidenta, entrenadora del cuadro juvenil, tesorera... Elisabeth Muñoz es la cabeza visible de un club que ha optado por refundarse mirando a la sección femenina y tomar el relevo de otros históricos hispalenses como el Compañía de María o el Universidad de Sevilla, que se codearon en la élite con un técnico que también llevó al Rochelambert masculino a sus cotas más altas .

Su tiempo libre está dedicado, casi en exclusiva, al club, ya que las tareas que desempeña así lo requiere. Una media de 15 horas de lunes a viernes, sin contar los martes y los jueves, que tiene que trabajar, no le resta ni un ápice de ganas de seguir luchando por los suyos, pues la entidad "no es más que una gran familia". Antes de entrenarse, es ella quien, silbato en mano, toma las riendas de las generaciones futuras, y cuando no está en la pista se rodea de papeles para realizar tareas administrativas. Una labor oscura pero igualmente necesaria.

Administrativa también de profesión, a sus 24 años sigue jugando en el equipo de su barrio, donde empezó en categoría alevín. En el Rochelambert se formó y allí sigue desde entonces. De hecho, de la actual plantilla, es la única que no ha abandonado la entidad en ningún momento. Poco a poco, fue tomando mayores responsabilidades en distintos ámbitos hasta alcanzar la presidencia con el consenso de personas que llevan allí toda la vida en la entidad. "Para mí, que gente que siempre ha estado tan vinculada al club me apoye es muy importante. Lo mío es un simple cargo , pero aquí trabaja muchas personas y sin la ayuda y la colaboración de todos no sería posible mantener esta ilusión", explica Elisabeth Muñoz.

Problemas personales del anterior rector le han llevado recientemente a convertirse en la cabeza visible de un conjunto que integra a cerca de cien personas, incluidos ex jugadores y niños de las Escuelas Deportivas. Así empezó ella, y espera que estos jóvenes mantengan viva "la cultura de club" que gente como Paco Joya, un veterano de guerra, le infundió a ella. "Desde pequeña me enseñaron todo lo que representa este equipo, que está más allá de la mera competición. Todos nos conocemos y todos aportamos nuestro granito de arena para que cada campaña haya voleibol en Sevilla, donde apenas sin ayudas es difícil sobrevivir, al contrario de lo que ocurre en los pueblos y otras ciudades", explica la hispalense.

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