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Economía

"La venta 'on line' nos ha ayudado a expandirnos y mantenernos"

  • Perteneciente a una saga de artesanos productores de sillas de enea, Manuel Jesús Valle ha apostado por adaptarse al mercado y extender el campo de acción para salvaguardar un oficio "con futuro incierto"

En Galaroza, localidad de la Sierra de Huelva, opera una de las pocas fábricas artesanales de sillas de enea. Su responsable, Manuel Jesús Valle, pertenece a la tercera generación de una saga que inició su abuelo a mediados del pasado siglo, cuando en Galaroza esta industria era floreciente. Hoy día, Sillas Hermanos Valle es la única que pervive en la localidad, gracias a la calidad de sus acabados y a la adaptación a las nuevas tecnologías como vía alternativa de comercialización, lo que ha permitido diversificar geográficamente los pedidos y llegar hasta países como Japón.

En estas fechas arranca uno de los periodos de mayor actividad en la fábrica, donde se ha llegado a producir diariamente una veintena de sillas para abastecer los pedidos de los pueblos y ciudades de toda España que se preparan para vivir sus respectivas ferias.

Miles de sillas y mesas sevillanas con el sello de Hermanos Valle prestan asiento y apoyo en las casetas de Andalucía, en establecimientos rurales de toda España y en locales gastronómicos y folclóricos de países como Alemania, Italia o Puerto Rico.

Dentro de poco, Manuel Jesús Valle recibirá la carta de Maestro Artesano de Andalucía que le ha otorgado la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte en reconocimiento a su trayectoria.

-Parten de dos materiales completamente naturales: la enea y la madera. ¿Cómo se realiza el suministro?

-En sus inicios, la fábrica abarcaba el proceso de las sillas de manera integral, desde el abastecimiento de madera y enea hasta la terminación del producto. Ahora, tanto el pino como la enea, procedente de las marismas del Guadalquivir, son adquiridos en almacenes de la zona.

-¿Cómo es el proceso de elaboración?

-Todo comienza con el recorte y el torneado de las piezas que van a componer la estructura de la silla. Para ello se emplea la única maquinaria, muy básica, que hay en la fábrica: los tornos copiadores, que datan de los años 70. El resto del trabajo es completamente manual. Aquí entran en juego el resto de oficios: los silleros, los pintores y las cordoneras. En primer lugar, se pinta a brocha toda la estructura. Una vez seca, la cordonera se encarga de confeccionar el asiento de enea, que es una caña natural muy resistente. Una vez terminada de componer la silla, ha de volver a pintarse. Sobre esta segunda capa, se realiza la decoración que haya elegido el cliente.

-¿Qué capacidad de producción tiene la fábrica?

-Unas veinte diarias (antes de reducir plantilla era de cien). La demanda ha decaído mucho; aún así, hay periodos en los que hay mayor actividad. Las ferias, por ejemplo, son un gran momento. A ellas va destinada la mayor parte de nuestra producción.

-Hace seis años, iniciasteis la comercialización on line. ¿Qué resultados está produciendo?

-A través de la web hemos llegado con mayor facilidad a clientes de toda España y han contactado con nosotros desde otros países. Los pedidos por internet suponen el 30% del total de encargos, de los cuales aproximadamente un 5% tiene como destino el extranjero.

-¿Qué papel hace una silla sevillana en Japón?

-Éste fue un pedido importante. Con él se amuebló una sala flamenca y una escuela de baile. Madrid también es un mercado fuerte en este sentido.

-Usted ha comprobado que la artesanía también está muy unida al turismo y a la gastronomía.

-Los hoteles rurales y los establecimientos de gastronomía tradicional andaluza son también clientes. En este caso, los encargos han venido de muy distintas zonas de España, y de otros países. De Italia, Francia y Alemania, para decorar pequeños restaurantes de estilo andaluz, e incluso mexicano, como fue el caso del cliente alemán.

-También sirve a la cultura...

-Sobre todo, al mobiliario de ciertos escenarios de teatro u ópera. Hace un tiempo suministramos un pedido a la Ópera de Viena, unas sillas que formaron parte del decorado de la Carmen, de Bizet, que como todos sabemos está ambientada en Sevilla.

-De elaborar únicamente sillas en los años 50, ahora también ofrecen múltiples variantes de sofás, banquetas y bancos de enea, así como de mesas sevillanas.

-Es el efecto de habernos tenido que adaptar al mercado. Cualquiera de los productos puede ofrecerse en todas las terminaciones posibles (así se muestra en el catálogo de nuestra web www.sillasvalle.com) dentro de dos estilos: rústico y decorado. Y, aunque esto suponga desviaciones en los precios y en los tiempos de finalización, también se pueden estudiar terminaciones personalizadas con otros colores de fondo o cambiar los dibujos decorativos por logotipos o dibujos personales, dentro de los límites marcados por la técnica manual con la que es realizado el decorado.

-Tras 30 años de dedicación al oficio, ¿cómo vislumbra el futuro?

-Incierto. Somos muy pocos, si no los únicos, los que trabajamos artesanalmente las sillas de enea, y para continuar habría que garantizar el reemplazo, pero no es fácil encontrar a alguien que quiera dedicarse a esto por su rentabilidad o que sepa hacerlo.

-¿Cómo evitar su desaparición?

-Adaptando la producción a la demanda y extendiendo el campo de acción. De este modo, es posible tener más pedidos, aunque sean de pocas cantidades.

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