TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

España

Piruetas para todos los gustos

  • Galicia, el 'tsunami' soberanista y la debacle socialista solapan la angustia de Rajoy

La doble cita electoral del domingo ha sido memorable para algunos, desastrosa para otros, incierta para la mayoría, que ven venir una ola en el horizonte mientras el vigilante de la playa sonríe relajado tras darse un chapuzón de votos.

Memorable fue para el PP gallego, que no el lánguido vasco, con esa pirueta imposible de revalidar su mayoría absoluta pese a la sucesión de recortes pretendidamente impepinables del Gobierno de Rajoy, que con esta ración de placebo recobra la confianza para mirar a los ojos a los inflexibles socios europeos. Memorable 21 de octubre también para los herederos de Batasuna, que han sabido capitalizar el final de ETA y a los que faltó tiempo durante la noche electoral, con esos 21 escaños que brillan como 21 soles en el horizonte independentista, para mostrarse desafiantes, "hay que parar las órdenes de Madrid", exhibiendo sus prioridades, "la fuerza que tenemos aquí es la que va a conseguir traer a nuestros presos". Y memorable para la incombustible abstención, un fenómeno curioso éste el de que mientras los electores dan la espalda a las urnas, crece de forma inversamente proporcional la presencia nacionalista, de lo que se deduce que los dos grandes culpables de esta desafección son, bingo, PP y PSOE. La abstención sumó 832.678 voluntades, el 36,2% del censo en Galicia, dos puntos más que en el País Vasco.

El desastre electoral lo monopoliza, parece definitivamente abonado, el Partido Socialista, que ha perdido más de 230.000 votos en Galicia y más de 100.000 en el País Vasco, un terremoto con epicentro en el sillón de Rubalcaba. El líder socialista se guardó ayer de comparecer ante los medios -Elena Valenciano alegó que estaba preparando el debate presupuestario de hoy en el Congreso-, tal como hizo Patxi López -desalojado de la Lehendakaritza, uno de los tres escasos timbres de gloria autonómica del PSOE con Asturias y Andalucía-, que comparecerá hoy, se supone que para aclarar su futuro. Que lo mismo pasa ahora, dicen que dicen, por Ferraz, aunque Bildu vende la especie de que los socialistas vascos tienen ya pactado con el PNV el reparto del pastel (digo de las consejerías), teoría descabellada a la vista de la nefasta relación, dicen que dicen, del lehendakari con Íñigo Urkullu. Que no parece probable que se embarque con Bildu para la travesía soberanista que se avecina dada la calma con que se la toma el futuro lehendakari tras el fiasco del plan Ibarretxe, pues con las reivindicaciones identitarias por montera correría serio peligro de ser abducido por la nueva Batasuna.

Y el 25 de noviembre, elecciones catalanas. De Málaga a Malagón. Presunta apoteosis soberanista en toda regla a la vista, aunque, como siempre que se aproxima un tsunami, hay calma chicha. Hasta los tiburones dejan de enseñar los dientes, como Laura Mintegi, que ayer aparcó su tono retador y remoduló tono y contenido, aparcando las obsesiones de la izquierda vasca radical y se dedicó a pregonar la necesidad de acuerdo y consenso, dos palabras que brillaron por su ausencia en su boca la noche anterior, cuando hablaba de los presos presa de la euforia.

Y a todo esto, Antonio Basagoiti haciendo pucheros, amagando con la dimisión. Inviable. Nadie le puede amargar en el PP este dulce paréntesis a Rajoy.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios