Huyendo de la miseria, las deudas y la justicia,Vasco Núñez de Balboa encontró en 1513 como única salida la inmortalidad. Así lo creía el escritor Stefan Zweig, que entre las Catorce miniaturas históricas que componen sus Momentos estelares relató cómo "su mirada fue la primera de toda la humanidad en contemplar al mismo tiempo los dos océanos que abarcan nuestra Tierra". De la gesta del navegante y explorador extremeño, el primer europeo en divisar y dar a conocer en el Viejo Continente el azul del Pacífico, se cumplen ahora cinco siglos. Por eso el Archivo General de Indias de Sevilla, que está a la cabeza del riquísimo fondo documental sobre esas aguas, acoge entre sus muros hasta el 9 de febrero de 2014 la magna exposición Pacífico. España y la aventura de la Mar del Sur, organizada conjuntamente por esta institución dependiente del Ministerio de Cultura, Acción Cultural Española (AC/E) y la Junta de Extremadura.

"Difundir el pasado con rigor pero también con emoción" es el propósito de esta muestra "excepcional" -a juicio del director del Archivo, Manuel Ravina- que cuenta con más de 160 piezas, entre ellas medio centenar de documentos originales de archivos estatales, colecciones y museos públicos y privados.

La exposición, de la que son comisarios los americanistas Antonio Fernández Torres y Antonio Sánchez Mora, narra la transformación del Pacífico en una vía de comunicación para los pueblos, una gesta acometida por marineros, políticos y religiosos españoles que escribieron un capítulo fundamental de la Historia a menudo oscurecido por el descubrimiento y la colonización de América.

El discurso museográfico arranca con la competición entre Portugal y España por alcanzar las Indias y el hallazgo inesperado del continente americano. En este primer tramo puede verse una de las joyas del Archivo: el pergamino manuscrito del Tratado de Tordesillas, el acuerdo internacional entre los Reyes Católicos y Juan II de Portugal con las capitulaciones sobre la demarcación y los límites del mar océano. Un documento declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995 y del que puede verse la versión portuguesa ratificada en Setúbal en 1494.

Mediante crónicas y documentos de autores tan célebres como Bartolomé de las Casas el recorrido avanza hacia El descubrimiento de la Mar del Sur, ámbito donde se desarrolla la hazaña de Vasco Núñez de Balboa. Su retrato, firmado por J. Maea en 1791 e incluido en el libro Retratos de los Españoles Ilustres, se muestra en un volumen cedido por la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, muy cerca de la única carta original que se conserva del descubridor extremeño y de la primera noticia del avistamiento y toma de posesión del nuevo océano, así como del documento que lo acredita como Adelantado de la Mar del Sur, el cargo oficial con el que la Corona española lo distinguió tras completar su gesta.

Para que el público pueda consultar cómo se compendiaban las órdenes y decisiones que guiaron los pasos de quienes exploraban las costas asiáticas y americanas, el comisario Fernández Torres (diseñador del estudio Tannhauser) ha dispuesto una réplica facsímil manipulable de la Real Cédula de 1514, donde se informa del descubrimiento del Mar del Sur. También son muy novedosas las ilustraciones de indígenas colombianos dibujadas a pluma y coloreadas, que el Archivo de Indias muestra al público por primera vez.

El siguiente ámbito de la exposición, La exploración del Océano Pacífico, incluye modelos e instrumentos navales, mapas y documentos originales para narrar cómo las aventuras de los marineros españoles convierten un espacio hasta entonces ignoto en un océano navegable. El visitante puede conocer así muchas de sus desventuras (desde los temporales a enfermedades como el escorbuto y los frecuentes motines) y el altísimo coste en vidas de esta empresa de extrema dureza. La interesante documentación original expuesta incluye el Derrotero de la expedición de Fernando de Magallanes (1522), el testamento de Juan Sebastián Elcano (1526), una carta manuscrita de Andrés de Urdaneta de 1560 en la que acepta el mandato real de partir en una expedición hacia las "islas de Poniente" sin tocar las costas de las Malucas, así como los primeros mapas de Filipinas, California, las islas Marianas y Palaos.

Las primeras consecuencias del contacto entre mundos tan lejanos, así como las tensiones y relaciones diplomáticas del imperio español con las potencias de la región, ocupan el quinto ámbito de la exposición, Nuevos confines, nuevos pueblos. El primer mapa de China llegado a Castilla es uno de los hitos de esta sección, junto a correspondencia diplomática con autoridades de Japón o Indonesia.

Una vez abiertas las rutas de ida y vuelta a través del Pacífico y establecidos los primeros contactos, la muestra fija su atención en el Galeón de Manila,que durante 250 años mantuvo unidos los puertos de Manila y Acapulco, conectando Asia, América y Europa al enlazar con la Carrera de Indias, que partía de Veracruz y terminaba en Sevilla. Este ámbito, titulado Del camino a la estela, el Pacífico puente entre dos continentes comprende entre sus curiosidades objetos rescatados del pecio del galeón San Diego en 1992, que ha cedido el Museo Naval de Madrid. También sobresalen las piezas venidas de diversos museos, conventos e iglesias de España, como una extraordinaria Alegoría del Buen Pastor realizada en marfil en el siglo XVII del monasterio de San Andrés de Marchena. O una hermosa maleta de viaje procedente de Nueva España y realizada en cuero, madera, caña, ágave y hierro que, junto a varios mantones de Manila, evoca el transporte de objetos preciosos en aquellos galeones del siglo XVIII.

La interacción entre todos estos pueblos y culturas, las influencias asiáticas y americanas, bullen en la sección final, denominada La Huella, que confirma cómo el Pacífico fue el primer caso práctico de globalización cultural. Un ejemplo de los diálogos artísticos es una talla hispano-filipina de la Virgen María del siglo XVII, que fue propiedad del arzobispo de México, y hoy pertenece a los fondos del historiador sevillano Ramón María Serrera, que ha cedido también una colección de monedas españolas reselladas para su uso en Asia. Y es que son muchos los colaboradores privados, como la colección Dacal Asín de Huelva, que han ayudado a que esta exposición sea la más ambiciosa del programa conmemorativo del V Centenario del Pacífico, que se inició en Trujillo y consta de otra exposición simultánea en Manila, pues sólo en Sevilla se muestran los documentos originales que preserva el Archivo.

"En Estados Unidos, las hazañas de nuestros navegantes habrían dado para un género como el western. Fue una aventura colosal. El nuevo océano fue cobrando forma con cada ensayo y con cada fracaso. Esta exposición pretende estar a la altura de los archivos, acercando al público los paisajes que veían los protagonistas de dicha aventura, sus preocupaciones y sus comunicaciones", destacó Antonio Fernández Torres del resultado de dos años de trabajo, una muestra atractiva que pretende ser "una lectura en voz alta del proceso histórico", lo que se logra en buena medida con las intervenciones de grandes investigadores y catedráticos como Juan Gil, Carlos Martínez Shaw, Salvador Bernabeu, Carmen Mena o Ramón María Serrera, que enriquecen los recursos didácticos y audiovisuales.