-Uno de los temas del congreso ha sido la irrupción de la tecnología. ¿Está el sector preparado para otro modelo de negocio?

-Es un asunto antiguo, y siempre nos hemos adaptado. El precio medio de los libros es un 9% más bajo que en 2000, que se explica en parte por el uso de internet para la distribución.

-Otros colegas suyos hablan con algo más de preocupación...

-Bueno, está el libro electrónico, por ejemplo, que plantea un problema jurídico, relacionado con la propiedad intelectual. Además, hay ataques como el empeño en que los contenidos culturales deben ser gratuitos. Mire, el ADSL parecerá más o menos caro, pero a nadie le resulta extraño que tenga que pagarle a la compañía telefónica. Todo lo que sale gratis en el fondo se desprecia.

-Nick Loeffer, de Amazon, presentó Kindle, su nuevo dispositivo de lectura digital. ¿Les convenció?

-Se centró en los aspectos tecnológicos. El planteamiento correcto hubiero sido hablar de sus consecuencias económicas, como por ejemplo qué va a ofrecer Amazon a los titulares de los derechos de las obras digitalizadas. Nada de esto se trató. Bastante decepcionante...

-Cada cierto tiempo, cunde la alarma por los índices de lectura. ¿Se están tomando las decisiones adecuadas?

-Yo niego que los índices de lectura sean bajos. Hay una lenta pero constante subida del ámbito lector. Lo que pasa es que hay atrasos históricos graves. La lectura está relacionada con los índices de alfabetización, y en España el cien por cien de alfabetización se alcanzó en los años 70. Esto en Alemania o Francia ocurrió en 1912. Y también, en contra de lo que suele decirse, los jóvenes son los que más leen.

-¿Es buena la colaboración entre los editores?

-Hay una unidad de acción muy fuerte en lo que creemos que son los principios fundamentales. Por lo demás, lo importante es que los editores compitan entre ellos, y que lo hagan fuertemente.

-¿Qué opina de la acusación, bastante frecuente (incluso entre editores), de que se publican demasiados libros?

-[Se ríe] Al editor que dice eso yo le preguntaría es si él va a reducir su producción. Yo creo que cualquier libro que se publique amplía el ámbito de libertad, y creo que se editan los libros que el mercado exige. Se editan unos 60.000 al año, pero la mitad son libros de texto, porque cada comunidad tiene sus libros de texto. Y además, ¿quién debe decidir qué no se publica? ¿La iglesia, como en otros años? ¿Los políticos? Apaga y vámonos.