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Cultura

Mahler amanerado y demasiado dulzón

XXIV Temporada de conciertos de abono. Programa: Sinfonía nº 4 en Sol mayor, de Gustav Mahler. Soprano: Raquel Lojendio. Dirección: Pedro Halffter. Fecha: Jueves, 7 de noviembre. Lugar: Teatro de la Maestranza. Aforo: Casi lleno.

La cuarta es la más delicada, la más equilibrada y la de clima más feliz y sereno de todo el conjunto orquestal de Gustav Mahler. Tiene la virtud de la justa proporción y las medidas necesarias para decir lo que hay que decir. Claro que eso no empece para que, como es también habitual en el compositor bohemio, la partitura esconda bajo su aparente placidez numerosos juegos contrastantes, tan mahlerianos ellos, entre lo sublime y lo grotesco, lo lírico y lo vulgar, síntoma de la esquizofrenia creativa que tan bien supo detectar Freud en la famosa entrevista en Leiden en 1910.

Decimos lo anterior porque Halffter parece no haberse sabido abstraer de la seducción amable y condescendiente de los primeros tres movimientos, que en sus manos sonaron con excesiva blandura en la articulación y escasa energía en los ataques. Fue, en general, como un Mahlerkugel, como un bombón demasiado azucarado a base de exagerados rubatos, de querer estirar los tiempos más allá de lo que los motivos musicales piden y de evitar los contrastes expresivos al margen de forzar las dinámicas de vez en cuando.

Mejor estuvo en lo orquestal el cuarto movimiento, más coherente y equilibrado, aunque aquí resultó insuficiente la pequeña voz de Lojendio, carente de metal y sin apenas zona central, aunque su línea de canto fue impecable y delicada.

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