FERIA Toros en Sevilla en directo | Cayetano, Emilio de Justo y Ginés Marín en la Maestranza

Cultura

La esquiva presencia de la excelencia

Femàs 2014. Programa: Obras de P. A. Locatelli, G. B. Pergolesi, J. F. Irribarren y A. Vivaldi. Soprano: María Espada. Concertino: Pablo Valetti. Lugar: Cajasol. Fecha: Martes, 8 de abril. Aforo: Lleno.

Tras firmar uno de los más brillantes conciertos en la apertura de de este festival, la OBS regresó en esta recta final para intentar revalidar el éxito artístico primero. Cambiando a Manfredo Kraemer por Pablo Valetti en el atril del concertino, el conjunto se quedó por debajo de su última comparecencia. La Introduttione Teatrale I de Locatelli evidenció una preocupante falta de empaste entre los violines, que no conseguían coincidir en los ataques, en la intensidad de los mismos y hasta en la afinación, con la consiguiente confusión. Lo mismo ocurrió en el Lamento funebre del mismo autor, escasamente contrastado en materia de articulación, pues en las primeras frases se echaba de menos un ataque en staccato. El sonido y la flexibilidad de las cuerdas (de las que hay que señalar, una vez más, el poderoso chelo de Mercedes Ruiz, que llena por sí misma la sección del continuo) mejoró en Iribarren (enérgicos ataques iniciales muy espectaculares) y en el motete de Vivaldi, mucho más matizado.

Ahora bien, la estrella de la noche fue, una vez más, María Espada. En la Salve regina de Pergolessi se centró en la dulzura de su legato y en su capacidad de expresar afectos mediante los acentos y el uso de los reguladores. Como complemento, sonó la energía de su timbre, la contundencia de sus ataques sobre el agudo y su pasional técnica de coloratura y de ornamentación.

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