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Rocío Ignacio. Soprano

"Casi había perdido la esperanza de volver a cantar en el Maestranza"

  • La cantante sevillana, que ha desarrollado estos últimos años de su carrera en Italia, fue una de las triunfadoras del reciente 'Don Giovanni' que abrió la temporada operística de la ciudad.

Pocos la recuerdan en aquellas funciones para escolares de hace casi 14 años, pero ha vuelto a su ciudad para triunfar con una delicada y sensual Zerlina en la reciente producción de Don Giovanni del Teatro de la Maestranza. Su carrera se ha centrado más en los últimos años en Italia, donde la crítica ha sido unánime en alabar la pureza cristalina de su voz, la musicalidad de su fraseo y su dominio de las agilidades y de la coloratura. Espera -esperamos- volver a ser llamada por el teatro en el que comenzó a hacer méritos con una ópera más acorde a su voz.

-¿Qué se siente al volver al Teatro de la Maestranza después de tantos años y con un papel como el de Zerlina?

-Ha sido un conjunto de varias emociones. Primero la ilusión de volver, pues hice mis primeras actuaciones en este teatro y ya había perdido la esperanza de volver. Imagínese que han sido 12 años, la mitad de ellos de carrera internacional. Eso sí, hubiese preferido un papel más acorde a mis características vocales. Me hubiera ilusionado volver con la Gilda de Rigoletto, que es el papel que más veces he cantado; o la Micaela de Carmen, papel que he cantado muchas veces últimamente, incluidas las recientes funciones de la versión en español del Teatro de la Zarzuela. De todas formas, Zerlina es un bombón de papel y me lo he pasado estupendamente. El hecho de presentarme en Sevilla ya es para mí un regalo. Tenga en cuenta que yo empecé en el coro del Maestranza, trabajé también en la regiduría y hasta de pianista, además de cantar en aquellas funciones para escolares de El pequeño deshollinador, por lo que mi vinculación con este teatro es muy intensa.

-¿Por qué esta larga ausencia?

-No lo sé, la verdad. No ha habido ningún contacto ni ninguna propuesta por parte del Maestranza en estos años. Sí hubo una primera aproximación por parte del anterior director del teatro, José Luis Castro, pero al poco tiempo se produjo el relevo en la dirección del Maestranza y hasta hoy.

-Ha hecho más carrera fuera que dentro de España...

-Digamos que mitad y mitad. Desde 2007 mi carrera se ha desarrollado especialmente en Italia, un país que me ha tratado de forma maravillosa. He cantado en Verona, Florencia, Palermo...

-¿Cree que los teatros españoles no tratan bien a los cantantes españoles y prefieren a los de fuera?

-Yo no hablaría en general de teatros españoles, porque si en mi caso, en vez de ser de Sevilla hubiese sido de Barcelona o de Bilbao, seguramente el teatro me hubiese respaldado desde el primer momento. Espero que el cambio que se ha operado en el Maestranza, con este Don Giovanni español al 90%, obedezca a un cambio de actitud y no a una cuestión coyuntural. Muchas veces, el poder de las agencias artísticas es tan fuerte sobre algunos teatros que imponen a sus cantantes extranjeros incluso para papeles secundarios que podría hacer cualquiera de los integrantes del coro, por ejemplo.

-¿Y cómo ha sido la experiencia de cantar Carmen en español?

-No ha sido fácil, porque tengo interiorizada la partitura en francés y en los ensayos a menudo me salía de forma natural cantar en ese idioma. Son muchos pequeños detalles, de acentuación por ejemplo, que al final se te hacen todo un mundo.

-Usted se ha especializado, por las características de su voz, en el repertorio belcantista. ¿Cuáles son sus papeles favoritos?

-Sobre todo Gilda, el papel que he cantado más veces y el que más satisfacciones me ha dado. También Micaela, papel que he cantado hace poco en la Arena de Verona, escenario en que ya había cantado en la gala de inauguración en el 2010. Por cierto, que aquella experiencia fue muy estresante, porque se transmitía en directo por televisión, la orquesta estaba en la Arena y yo cantaba desde el famoso balcón de Julieta escuchando a la orquesta por los auriculares disimulados bajo el peinado, sin apenas poderme escuchar a mí misma. También me encanta, fuera de este repertorio, la Musetta de La Bohème, porque se adapta muy bien a mi voz. Yo empecé siendo una soprano lírica-ligera y siento que ahora me muevo mejor en el terreno de las puramente líricas, pero siempre dentro de este estilo propio del belcanto.

-¿Cree que hay, entre cierta parte del público y entre los responsables de algunos teatros, cierta animadversión hacia este repertorio?

-Desde luego que en Italia no, todo lo contrario. En España no sé, porque no he cantado mucho y siempre lo he hecho con este repertorio. De todas formas, es un tipo de música que llega muy directamente al público y que es siempre un valor seguro, es el espectáculo de la voz en su dimensión más pura. Hay teatros que prefieren otros repertorios, pero el público siempre recibe bien las óperas de Rossini, Bellini o Donizetti.

-¿Cuál de esos compositores le resulta más complejo cantar?

-Mozart, sin duda. En los demás hay muchos recursos técnicos en los que escudarte, como glissandi, notas de apoyo, portamentos, etcétera. Pero en Mozart no existe esa posibilidad, los saltos interválicos los tienes que dar limpiamente y con precisión. Y además tienes una orquestación sumamente delicada y transparente que te deja totalmente al descubierto ante cualquier pequeña imperfección.

-¿Ha frecuentado la zarzuela?

-No tanto como quisiera por la tesitura de mi voz. La mayoría de los papeles femeninos de zarzuela están escritos para sopranos más centrales, a menudo a caballo entre los registros de mezzo y de soprano. Pero sí he cantado títulos como El caserío, Luisa Fernanda o Doña Francisquita. Recuerdo además con gran ilusión que al principio de mi carrera canté en una versión de concierto de Margot, de Joaquín Turina. Es una obra maravillosa, que se desarrolla en buena parte en Sevilla, y que en esta ciudad no se conoce. Sería para mí una gran ilusión cantarla en mi ciudad. Mi próximo compromiso será en mayo del 2015 con La marchenera, de Moreno Torroba, en el Teatro de la Zarzuela.

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