Crítica de Música cine

Ópera sin palabras

orq. sinfónica de sevilla

XXVI Temporada de conciertos de abono. Programa: Proyección de la película 'Carmen', de Cecil B. De Mille e interpretación de la música de G. Bizet en arreglos de Samuel L. Rothapfel y Hugo Riesenfeld. Director: Mihnea Ignat. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Jueves, 14 de abril. Aforo: Casi dos tercios.

Felicitamos sinceramente a los responsables de la Sinfónica por mantener los conciertos de abono en la semana de feria. Para cualquier aficionado que también guste del festejo primaveral no debería haber contradicción entre asistir al Maestranza y al real: hay tiempo para todo y la semana de farolillos no debería fagocitar a otras manifestaciones culturales de la ciudad.

Ha sido también buena la elección del programa, original y muy al hilo de las fechas y la ciudad. Ya que parecemos condenados a que el director artístico del Maestranza nos prive de la ópera Carmen (que hace nada menos que veinticuatro años que no se interpreta en Sevilla), deberemos conformarnos con estos sucedáneos, interesantes sin duda, pero sucedáneos a la postre. Sorprende la cantidad de películas mudas que se filmaron sobre el inmortal personaje sevillano, como sorprende que De Mille eligiese para la protagonista de este film de 1915 a una cantante de ópera, la entonces estrella del Metopolitran Geraldine Farrar. Gran actriz, como lo demuestran sus otras películas (entre ellas una especie de secuela de ésta, La mujer y el pelele, tema sobre el que Zandonai había ya compuesto su ópera Conchita, también pendiente de ser conocida en Sevilla), cuenta en Such sweet compulsion, su libro de memorias, que necesitó que un pianista tocase la música de Bizet para inspirarse en su actuación. La adaptación musical se adapta a la narración visual con exactitud, si bien con alguna tendencia a lo repetitivo.

Ignat supo mantener el hilo musical narrativo y ahormó a la perfección música e imagen, con precisión y brillo orquestal, consiguiendo momentos bellos como la escena de las cartas, con un espléndido solo de Sasha Crisan.

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