Cultura

Juan Lebrón rodará en Málaga su nueva película sobre el arte jondo

  • El productor, desmarcado de la secuela que Saura hará de 'Flamenco', ofrecerá junto a un oscarizado director estadounidense su visión más internacional del género

"No creo en las secuelas. Cuando trabajo doy todo cuanto llevo dentro y rodar una segunda parte no me aporta nada. Con los equipos de Sevillanas y Flamenco he dicho ya todo lo que tenía que contar. Sevillanas, además, fue una obra maestra donde la fotografía de José Luis Alcaine captó a leyendas como Camarón y Lola Flores en sus últimos momentos". Juan Lebrón se refiere así a la continuación de Flamenco, la película de Carlos Saura que él produjo hace 15 años y cuya segunda parte comenzará a rodar el aragonés en Sevilla a partir de septiembre con otra productora (GPD) y el mismo director de fotografía, Vittorio Storaro. "Por supuesto, cualquier proyecto audiovisual andaluz y que defienda el flamenco contará siempre con mi apoyo. Y más si el director es mi amigo Carlos Saura", añade.

Lebrón lleva tiempo pergeñando una aproximación al arte jondo totalmente distinta de las que ha firmado hasta ahora y para la cual ha encontrado cómplices en Londres, Nueva York y Los Ángeles. A caballo entre esas tres ciudades vive el director con el que piensa dar forma al proyecto, "un cineasta que ha logrado un Oscar por la biografía de una leyenda de la música americana y a quien le apasionan los musicales. Y no, no es Alan Parker", desgrana con misterio, ya que hasta que no suscriban el acuerdo no quiere comprometer el nombre de su candidato.

La localización que baraja en todo momento es Málaga. "La capital de la Costa del Sol es la ciudad perfecta para enmarcar la visión cosmopolita que quiero ofrecer. Después de contar lo más íntimo del género, la tramoya, me interesa plasmar cómo ven desde el extranjero nuestro flamenco y en Málaga hay una tradición tal vez menos conocida pero muy pujante con precedentes como el Café de Chinitas", explica Lebrón a propósito del célebre café cantante que la Argentinita popularizó en Nueva York apoyada en las canciones de Lorca y los decorados de Dalí.

"Hay muchos locos del flamenco por el mundo, como Madonna. Su mirada puede servir a los jóvenes para promocionarse porque el mercado ha cambiado mucho desde que rodamos Sevillanas y Flamenco. Si Camarón vendía 20.000 copias de un disco, hoy muy pocos cantaores superan las 500".

Lebrón aspira así a dar otro salto cualitativo y revolucionar la estética flamenca, como logró en las anteriores entregas. "La visión minimalista y depurada que inauguramos en aquellos rodajes en la antigua estación de Córdoba influyó radicalmente en la concepción plástica de los artistas, en sus puestas en escena. Ahora me interesa aportar otra mirada", asevera, antes de añadir que "hace falta saber mucho de cine para rodar con 4 ó 5 cámaras a la vez como exige este género". Un bagaje que le sobra a su nuevo director, "un tipo versado en rodajes de gran envergadura con el que llevo dos años intercambiando ideas".

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