Siete funciones de La Traviata (11, 12, 14, 15, 17, 18 y 20 de junio) con todas las localidades vendidas marcarán un deslumbrante cierre de la temporada operística en el Teatro de la Maestranza a partir de este viernes. Será la tercera ocasión en que la inmortal partitura de Verdi alce el telón del coliseo lírico sevillano (donde ya se vio en 1992 y en el año 2000) y tampoco ahora, pese a la crisis, se han escatimado riesgos.

Por un lado, se muestra en la cotizada producción que el director de escena Franco Zeffirelli creó para el Teatro de la Ópera de Roma. Por otro, hay un doble elenco que permitirá ofrecer dos visiones diferentes: la de la pareja andaluza Ismael Jordi-Mariola Cantarero, con el debut de ella en uno de los roles más difíciles del repertorio italiano; y la cosmopolita lectura que brindarán la francesa Norah Amsellem, que ya cantó esta temporada el rol de Liu de Turandot, y el prometedor tenor rumano Teodor Ilincai. El maestro Andrea Licata dirigirá a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y al Coro de la Maestranza en un montaje muy complejo que involucra a más de 260 artistas y que servirá también para homenajear a la escuela de baile del desaparecido José El Camborio, cuyo Ballet Español, que ahora dirige Lucía Real, repondrá una de sus más famosas coreografías.

“Son dos repartos pero la calidad es absolutamente excepcional en ambos”, señaló Pedro Halffter, que destaca el carácter de “homenaje” que tiene esta producción al maestro Zeffirelli, “cuya producción de La Boheme presentada en Sevilla en 1994 aún se recuerda”. El renombrado director musical Andrea Licata también incidió en la idea de que“este doble reparto es extraordinario y permite augurar un buen futuro para la ópera italiana. Son cantantes muy resistentes, muy buenos, por lo que ofreceremos en Sevilla la versión íntegra de la partitura”.

El maestro Zeffirelli envió desde su residencia en Verona un cálido saludo a Sevilla a través de su colaborador y aquí director escénico Pier Paolo Pacini, que en los últimos cinco años se ha dedicado a recuperar con gran éxito montajes como Aida del maestro italiano, al que definió como “el último gran representante de una idea italiana de hacer ópera que arranca con Visconti”. “Este montaje de La Traviata es su cima tras veinte años ofreciendo lecturas de dicha ópera, de ahí su enorme maestría y ambición”. Como hallazgos escénicos, Pacini citó la incorporación del sueño de Violeta y la fuerza del destino ligada a la la figura del padre de Alfredo, Giorgio Germont (que interpreta George Petean en los dos elencos), aunque incidió en el carácter realista de la propuesta.