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Cultura

John Berger en Lavapiés entre inmigrantes y estudiantes erasmus

  • José Guirao defiende en las jornadas de la Maestranza que la Casa Encendida es "más pública que muchos museos"

Dirigidas por el profesor Fernando Martín, las jornadas de arte contemporáneo que organiza la Real Maestranza de Caballería vienen siendo, por calidad y variedad, un perfecto caleidoscopio de la creación actual en España que ahora cumple 18 ediciones. La presencia de quien entre 1994 y 2000 dirigiera el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, José Guirao, propició en la jornada de ayer una interesante reflexión -precedida por la del crítico de arte de Diario de Sevilla Juan Bosco Díaz-Urmeneta- sobre los distintos modelos de centros de producción artística y la confusión entre lo público y lo privado en el debate cultural.

José Guirao es, en la actualidad, el director de la Casa Encendida, un centro vivo en el corazón del mestizo barrio de Lavapiés que financia íntegramente Caja Madrid. Es la primera experiencia en el ámbito privado de un hombre curtido en la administración que fue también director andaluz de Bienes Culturales en la etapa como consejero de Javier Torres Vela.

En su didáctica intervención ante un auditorio mayoritariamente integrado por alumnos de Historia y Bellas Artes, repasó la historia de los museos, remontándose a aquellos gabinetes de maravillas que atesoraban objetos de la antigüedad, para desembocar en la proliferación actual de "espacios cada vez más obsesionados con ser supermercados de cultura cuya viabilidad se ve refrendada por el número de visitantes, sin atender a los motivos que acercan o alejan a la gente".

Lo más novedoso de su discurso fue el análisis "sobre la confusión entre lo público y lo privado en que vivimos". "En los años 70, la Fundación Juan March mostraba en Madrid lo que lo público no ofrecía, como obras de Giacometti y Dubuffet. Con la democracia, lo público tuvo un crecimiento exponencial enorme y hoy es quien marca la pauta creando museos y centros de arte contemporáneo. Pero, sin embargo, la cualidad de lo público y privado no depende ya de quién paga, sino de quién monopoliza el control de la situación. ¿Tenemos realmente instituciones públicas abiertas a la ciudadanía o hemos generado, por ideología y adoctrinamiento, unos lugares que sólo se dirigen a la élite del arte y no al ciudadano que paga sus impuestos? Ahora vivimos en la época de los curator (comisarios) y directores estrella. Cada día nos encontramos con discursos más opacos y excluyentes, sin herramientas de acercamiento entre el público y el artista, cuyo poder también ha menguado", contextualizó.

"En cambio, los centros de arte privados han hecho una trayectoria a la inversa. Son espacios más porosos y propensos al debate. Y ésa es la gran diferencia ahora: el modelo abierto o cerrado de gestión. Vivimos una gran confusión pero hay algo cierto: los museos públicos lo son cada vez menos", dijo Guirao, antes de defender que la Casa Encendida "es más pública que muchos museos". Su proyecto, abierto a temas no estrictamente culturales, como el medio ambiente y la solidaridad, con un público mayoritario de entre 20 y 35 años que es usuario de las redes sociales, aspira "a tender puentes con los creadores y a generar más calidad en las propuestas, aligerados del peso que supone mantener una colección permanente de arte". "Y somos lo que somos gracias al público, por eso en la Casa Encendida te puedes encontrar en un aula a John Berger y en la siguiente una clase de inmigrantes asiáticos y africanos o estudiantes erasmus aprendiendo español", concluyó.

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