MI madre recuerda que en el pueblo de su adolescencia sólo iban a la universidad el hijo del médico, el del farmacéutico y el del alcalde. Años después ella se sorprendía con alegría de haber podido ver a los hijos de albañiles estudiar arquitectura y a los de los celadores cirugía. Era un triunfo de la democracia, de la igualdad de oportunidades.

Yo misma estudié con beca en la universidad, cuando aún la licenciatura era suficiente para conseguir un empleo o para presentarse a unas oposiciones. Sin embargo, actualmente los padres de familia se desesperan por el desembolso económico que les supone el que sus hijos se sienten presionados para cursar un posgrado detrás de otro para tener un currículum que les permita competir en el mercado laboral. Y si en la universidad pública un curso universitario completo viene a costar unos 1.000 euros, un año de máster puede costar hasta 2.500. Y qué decir si se trata de una institución privada…

Algunos se están enriqueciendo con este ahogamiento de la economía familiar, puesto que las becas no resuelven muchos casos, los de tanta clase media que paga muchos impuestos y recibe pocas ayudas. Y de nuevo nos encontramos mirando al pasado: aunque teóricamente nuestro sistema educativo intenta compensar las diferencias socioeconómicas de partida de los alumnos, en la práctica la formación postuniversitaria y la titulitis de este país nos devuelven a la casilla de salida: los hijos de los más ricos (o de los más endeudados) serán los que podrán comprarse un buen trabajo, porque podrán presentar un currículum más brillante en esta época de feroz competencia por los pocos puestos disponibles.

Sin embargo, en este panorama desesperanzador la sociedad civil inventa algunas respuestas creativas que van en dirección contraria a esta mercantilización del conocimiento. Una de ellas es la existencia de plataformas de educación virtual gratuita, que imparten MOOC (Massive Open Online Course) cuyas siglas traducidas significan Cursos Masivos Abiertos On line. Cursos gratuitos que se ofertan en internet por parte de universidades y de otras instituciones, y que pueden estar siguiendo simultáneamente miles e incluso millones de personas en todo el planeta.

Pero plataformas como Coursera o edX suponen un nivel superior en este concepto, ya que sus cursos los imparten profesores prestigiosos de universidades excelentes de todo el mundo. Coursera, creada por la universidad de Stanford, tiene como instituciones colaboradoras a Yale, Princenton, a National Geographic y a la Autónoma de Barcelona, única española participante. Mientras que edX es liderada, entre otros, por Harvard. Ambas son iniciativas nacidas en EEUU en torno a 2012 y aunque Coursera ha conseguido un mayor desarrollo y difusión, dependiendo del tema en el que queramos especializarnos nos puede interesar una u otra.

Los cursos consisten no sólo en textos, sino que incluyen vídeos en los que reconocidos docentes exponen sus conocimientos. Y para evaluarnos hay pruebas escritas y también coevaluación entre los mismos alumnos. Para matricularse sin costo sólo hay que inscribirse con nombre y correo electrónico, y conseguir un certificado electrónico verificable de haberlo realizado cuesta en torno a 40 dólares.

Por supuesto, el idioma con el que funcionan es el inglés. Aunque Coursera oferta 42 cursos en español (menos que en chino, por cierto), optar por ellos frente a los 639 que imparte en inglés supone perdernos muchas opciones. Menos mal que la mayoría de los cursos tiene vídeos, subtitulados, eso sí, en el idioma original. Pero podemos tomarnos este reto como una increíble oportunidad para mejorar nuestro nivel de lengua extranjera en el campo de conocimiento en el que trabajamos, ¡como un curso gratuito de idiomas!

Ambas plataformas, junto con otras iniciativas semejantes, plantean que su objetivo es expandir el acceso a la educación superior para todas las personas, sin que la economía sea un inconveniente. Por su parte, TED es otra comunidad global de expertos en diferentes disciplinas que publica en su web conferencias de menos de veinte minutos, impartidas por conferenciantes de alto nivel, para permitir el acceso libre a los avances en distintos campos del conocimiento.

Pues bien, la existencia de estas plataformas y el objetivo que las sustenta es, como afirman en TED, una idea worth spreading"(una idea que merece la pena difundir). Y una inspiración para seguir luchando creativamente por la igualdad de oportunidades.